Alforjas Cercanas III – El Destino


Lo habíamos dicho: para alforjear lindo y sencillo, siempre está El Destino.

Para Vale, Nati, Eva y Guille fue su primera (seguramente de muchas) salida con alforjas… (¡Felicitaciones!) así que les tocó contar lo vivido

Vale cuenta de qué fue la cosa:

Casi a horario comencé el recorrido hasta el punto de encuentro, sintiendo las primeras sensaciones de ir con peso en la bici, me pregunté si había cargado demasiado. Al llegar, vi a mis compañeros (salvo el bikepacking) y estaban igual o más cargados que yo: heladerita a cuestas, hasta había un carrito con un amigo perruno. Me relajé.

Tuvimos un ameno viaje a El Destino donde nos esperaba la tropa que había zarpado el día anterior. Testigo de ese encuentro fue Berna, quien recibió un cálido abrazo de Gonza.
Rápidamente copamos el campamento y comenzamos el reconocimiento de esta hermosa reserva.
Cuando bajó el sol, comenzó el fuego y los preparativos para una gran cena a manos del asador que nunca falla: el genio de Agus.

La noche se llenó de magia y el famoso “algo más” se hizo presente: chamanes, duendecitos jugando con sapos, una visita inesperada del Ratón Pérez, una recorrida nocturna al río guiada por las estrellas, pesca con chancleta, besos con peces para la buena suerte… ¡y muuuucho más!

El lunes amaneció con el canto de los gallos y las charlas que invitaron a unirse temprano al desayuno, cuando terminamos de “ensillar” nuestras bicis, emprendimos la vuelta con un clima incierto que anunciaba algunas tormentas, la lluvia nos encontró con un regreso un poco sofocante pero con sabor a satisfacción.

Mi primera salida alforjera, sin dudas superó todas mis expectativas.
Gracias a todos por compartirlo y ¡¡¡hasta la próxima salida!!!

Abrazos, Vale.-

Por otro lado, Guille se sincera, desde el vamos y apunta líneas sensoriales:

Mi primera salida de alforjas… sin alforjas.

Mi santa mujer se copa con la idea de un campamento con niños, así que carpa y demás petates llegan por auto, y yo pedaleando como un dandy con poco equipaje.

El Destino, maravilloso lugar que invade de verdes, de trinos, de zumbidos y de río.

Naturaleza muy cuidada, instalaciones no tanto…

Campamento amigo invita a mates, a fuego para el asado y a algún vinito destapado a cuchillo.

Caminata nocturna, aventura increíble para los niños y no tan niños.

Charlas, anécdotas, y nadie se salva de alguna gastada.

La sensación de siempre cuando me encuentro a gusto: muy afortunados quienes podemos disfrutar del viento, del campo, del río, de esas noches oscuras colmadas de estrellas… y con amigos.

¡Que siga entonces la fortuna, camaradas del pedal y de la vida!

Guille C.

Habiendo sobrevivido al castor nocturno y a la carpa de Ponti, Evangelina relata el finde:

El día comenzó muy temprano, estaba genial, ideal para disfrutar la salida. En el punto de encuentro conocí al grupo con el cual iba a compartir mi primera experiencia, no solo con alforjas si no ¡de acampe!

Llegando a Magdalena, se hizo la primera parada grupal, donde almorzamos y compartimos charlas. Luego de un breve descanso retomamos la aventura, empezaba la parte pesada, ripio, viento y mucho sol… ¡terrible combinación!
Al llegar, nos esperaban otros integrantes del grupo, en lo cual nos habían guardado la parcela para acampar. Acá empieza mi aventura… La carpa… la famosa carpa de Marcelo… con increíbles historias. (¡Gracias Marce por prestármela!) ¿cómo se arma? No más de verme la cara, entre Guillermo y el Tucu me ayudaron a armarla, (¡gracias chicos!).

Una vez acomodado todo, tomamos mates, charlamos, nos conocimos y de repente salió una bicicleteada por el predio, hermoso lugar. Ya volviendo, empezó el preparativo para la cena, ¡terrible bondiola se mando Agustín!
Después de los sándwiches, nos fuimos a caminar hasta el río, hacia mucho tiempo que no disfrutaba ver las estrellas así, eran todas mías. Al regreso, ya cada uno se fue acomodando para dormir, otros nos quedamos un ratito más.. Por suerte no anduvo el castor merodeador ja ja ja, para entendidos…

El lunes se arranco muy temprano, demasiado diría yo…. 5:45 me despierto escuchando una discusión fuerte… era Martín y su carpa… ja ja ja.
En fin, desayunamos, cada cual desarmó su tienda (yo la mía, y fue toda una odisea) para dejar el lugar. El regreso a la ciudad fue durísimo: el sol picaba, la humedad no dejaba respirar y el viento en contra… Durante el camino, nos agarró la lluvia, y el segundo chaparrón fue muy intenso, así que nos refugiamos en la estación de servicio vieja del camino a Bavio, nos hidratamos y aprovechamos a almorzar.

A solo 2 km de casa, nos empezamos a despedir, cada cual por su camino.. Llegué bien. Seguramente me olvidé de contar algo.

Gracias por haberme recibido y aceptado.

¡Nos vemos en la próxima!

Eva M.

Nati optó por hacer un análisis y mostrar los resultados:

¿Anda atravesando un momento de estrés?

¡No dude en sumarse a un acampe con La Loma!

Con el fin de no aburrir a los lectores y, a su vez, de cumplir con el pedido de Gonza, se me ocurrió recurrir al tan conocido “cuadro de doble entrada” con las experiencias positivas y negativas que el fin de semana de acampe en la Reserva El Destino me dejó. Luego, cada uno podrá hacer un balance y sacar sus propias conclusiones. 

Positivas Negativas
· Las alforjas no pesaban tanto como mi mente imaginaba.

· No refrescó a la noche.

· Degustamos una deliciosa bondiola de Agus.

· No faltaron los mates mañaneros, ni los vinos nocturnos.

· Realizamos una hermosa caminata hacia el río bajo las estrellas (sabíamos que detrás de las nubes estaban).

· Fomentamos a que Mancuso se hiciera una “limpieza”.

· Conté con la ayuda de varios para armar/desarmar la carpa de Mica (¡gracias, amiga!).

· Nos acompañaron las familias de Gonza y Guille.

· Tuvimos ciertos vecinos que carecían de buena onda.

· Nos agarró un poco de lluvia durante el regreso.

· En El Destino no se aceptan mascotas, pero sí gallinas.

· Las duchas abren a partir de las 8 am

¡Gracias La Loma!

Nati D.

Gracias por sumarse, y por jugar.

Grupo La Loma es un poquito más que pedalear.