53 de Fabi y algo más… 

Un soplo de vida

Un domingo de septiembre, en contexto de salida lomense, Fabi nos comenta que se tiene que operar el jueves; que luego del alta, iría en auto a Atalaya para acompañar al grupo. El Destino, ese irritante azaroso, metió mano. Y volvió problemático lo sencillo.
A veces pasa que la vida te pega sacudones, te acomoda a los golpes, a puro y limpio cachetazo. El domingo inmediato, nos enteremos que Fabi no estaba bien y nos desorientamos todos. Comenzamos a ver de afuera una pelea tremenda; porque si eso no fue una batalla épica, yo no entiendo más nada. Fabián es un tipo que luchó con todo lo que tuvo a su alcance. Todo.
Desde la tribuna sólo podíamos alentarlo, mandarle fuerzas y energía; sólo podíamos pedirle al Cielo, a la Tierra, a lo Intangible que la pelea la gane él; que no se desanimara; que acá lo esperamos con un abrazo y con planes de km para compartir sobre la bicicleta. Pero quien peleaba ahí adentro, ahí abajo o donde carajo sea que ocurren esas cosas, era él.
Él y Rosa, quien con un temple inoxidable no dudó un momento en que el mal trago pasaría. Y también estaban su hijos. Y su familia. Y los más cercanos, y el entorno, y poco a poco todos y cada uno de quienes lo queremos deseándole lo mejor. Entonces ya no estaba tan frágil. Ya no estaba tan sólo.

En una salida a Arditi, el Mostro llevó un trapo que rezaba “Fuerza Fabi y Rosa, los queremos”, y se izó por vez primera entre la bandera del Grupo La Loma y un grito de “Te queremos Fabi”.
Así se fue gestando una fuerza invisible de mensajes virtuales de aliento y de buenos deseos. Hubo que transitar bajones, es cierto; pero ese trapo flameaba de aliento y buena energía.

Hasta que un día, en Bavio y con más de 800 km recorridos, se sostuvo en las manos del propio Fabián.
Y eso nos alegró a todos: el mensaje había llegado.

Mi travesía tiene un cierre personal con el festejo de mi cumpleaños. Luego de dos meses de internación y superar un momento muy difícil en mi vida, todos los ciclistas me acompañaron y el día de mi cumple fue un festejo a lo grande.
Siendo parte del grupo del Cruce 2018 , Calafate-Ushuaia tuve que abandonarlo por lo dicho; pero igual me sentí viajando… iba mi silueta estampada en la remera.
Quiero agradecer a todos los ciclistas del grupo por haber asistido a mi fiesta de cumple y a Luis en especial por ser quien genera la solidaridad, generosidad y compañerismo desde una bici. Gracias a todos los que colaboraron en la organización de mi cumple.

Fabián