Fin de semana en Uruguay

Relato de Victor Osvaldo Gómez

Viajamos en micro desde La Plata (provincia de Buenos Aires) hacia Colón (Entre Ríos, Argentina), llegando allá el sábado 9 a eso de las 03:30 hs. Previamente habíamos enviado nuestras bicis, semidesarmadas y embaladas en cajas. Allí las armamos y comenzamos la odisea.

Mi compañero de viaje ya había tenido experiencias previas en recorridos largos (150, 200 km.) pero para mí esto fue totalmente nuevo. Al menos en recorrer tantos kilómetros.

Pedaleamos por lugares muy pintorescos, mucho verde, mucho sembradío. Casi todos los caminos fueron de ruta, algunos reparados a nuevo y otros bastante destrozados y otros también de tosca.

Viajamos por rutas transitadas por decenas de camiones de carga y otros tantos vehículos particulares o micros. Pero si mal no recuerdo, tan solo dos o tres veces pasaron bien cerca nuestro. Los demás siempre tomaban distancia de nosotros. Un signo de respeto. Y destacable… muchos, pero muchos de verdad nos saludaban con sus manos o bocinas.

Si bien para el final de los tres días de recorrido mi compa de viaje y yo pasamos por momentos de cansancio y/o dolores musculares, el que más cansado estaba era yo, Victor. No solo estaba en bajón físico, sino también anímico.

Y hablando del cansancio, destaco que el hecho de poder mantener el ánimo en positivo influirá en tus fuerzas (en todos los aspectos). Si bien no estaba entrenado todo lo que hubiese querido, darme cuenta y aceptar el hecho de que aunque nada más sea, pedaleando en 2/2 o 2/1 y a 9 o 10 km/hora, tenia que pedalear y llegar. Y bueno, con la ayuda moral de Luis V seguí adelante. Después de los dos últimos medios días, mi recuperación era tal, que sentía el cansancio en las piernas, pero no tanto como para dejarme vencer y no querer pedalear más.

Los kilómetros que nos faltaron concretar en el primer día de recorrido planeado, lo recuperamos el segundo día. El tercer día cumplimos al pie de la letra.

Domingo al mediodía y lunes durante casi toda la mañana, fueron los días en los que me sentí muy cansado y solo deseaba llegar a Colonia, aunque sea en moto. A pesar de ello nada podía evitar un buen pensamiento al ver los paisajes, ruinas históricas, otros viajeros saludando, otros bikers entrenando o paseando, la amabilidad de la gente en los diferentes lugares por donde pasábamos, el “sonido” de la naturaleza. Y también estaba la familia, los amigos, compañeros de trabajo, vecinos y todos aquellos que en algún momento me habían alentado al viaje.

El 90% del camino tenía lomadas o cuchillas (subidas y bajadas). Con subidas muy empinadas de 100 metros o elevaciones con poca altura que llegaban a los 300 o 400 mts. de longitud. ¿Lo bueno? Todas las subidas tenían una bajada. Por eso y por el viento en contra (en todo, todo el trayecto), llegamos a pedalear en ascensos a 10 Km/ hora o bajábamos a velocidades de 40 o 45 Km./h.

Casi todos los camping, se encontraban a 7 u 8 km. del centro de la ciudad, dato a tener en cuenta a la hora de provisiones y cansancio.-

En relación al cansancio físico que apareció en los dos últimos días de pedaleo, considero que influyó el haber dormido poco y el alimentarnos en forma inadecuada el primer día. Al menos en mí, influyó un poco, ya que había trabajado de noche los días anteriores, dormí sólo una hora en el viaje en micro y no habíamos comido bien entre el sábado y el desayuno del domingo.

Digno de destacar: el buen entrenamiento hace al buen pasar. Pero por sobre todo esto están las ganas. La importancia de llevarse bien con el compañero de viaje: en mi humilde posición de novato, considero que me he portado bien. Y al margen de las bromas futbolísticas que nos hicimos, animarnos de diferentes maneras nos estimuló en el momento adecuado.

Por el lado económico, podríamos haber gastado menos dinero si hubiéramos dormido en los diferentes campings programados, pero bueno… Por ser la primera vez, priorizamos llegar con las distancias sobre otras cosas.

Tema bicicletas y accesorios: debutaba yo (Víctor) con mi Zenith Andes. Y debo reconocer que nunca le fallo nada. GOOOOD!!! A Luis V. se le rompieron un par de rayos (creo que aceptable, teniendo en cuenta el tipo de terreno y el esfuerzo que conllevaba), pero no pasó de eso. Y con relación a los Accesorios, se noto que lo mínimo indispensable para un viaje de este tipo es lo que llevamos: calzas, casco, guantes, chalecos polares, anteojos (de ciclismo) y alforjas.

Por todo esto vivido quiero dar Gracias Especiales:

A DIOS. Primero a Él. Aquí en la tierra como en el cielo. Porque desde el momento en que me invitaron puse este viaje en tus manos, para que fuese hecha tu voluntad. Sin El no hubiera habido pilas, ánimo, perseverancia, valor, buenos pensamientos, camaradería y vida. Barba… sé que siempre estuviste ahí con nosotros!!!

Aquí en la tierra, al Maestro y Líder de esta Salida y del Grupo La Loma, Luis “tripero” Vázquez por tener ideas brillantes, por haberme invitado al viaje, por su respeto y buena onda, por alentarme antes y durante el viaje, por recomendarme la Zenith y por haber tenido la ocasión de estar en contacto con la naturaleza.