Tandil, Gardey, Azucena, Iraola y Castillo San Francisco (Egaña)

5  6 y 7 de diciembre 2020

Dimos unas vueltas por Tandil, recorrimos, relevamos caminos, subimos y bajamos…

La historia más conocida es la que relata que el origen del nombre de Tandil se debe a la denominación dada a un cacique indígena que habitaba en la zona. Sin embargo, también se sostiene que había un río que tenía ese nombre. Probablemente el topónimo proceda de la desaparecida lengua de los tehuelches septentrionales y significaría lo más alto, en relación al llano y bajo terreno que circunda a las pequeñas sierras de Tandilia). A su vez, algunos estudiosos hacen un estudio de los vocablos mapuches, donde lil, que podría ser una deformación de dil, equivale a “roca” o “peñasco”. En cuanto a tan se dice que deriva de thaun, que significa “latir” según la segunda etimología —menos probable— Tandil significaría entonces “piedra que late” en obvia referencia a la piedra Movediza.

Antes de la fundación de Fuerte Independencia

Los puelches fue el pueblo nativo que habitó en los sistemas serranos de Ventania y Tandilia. Este era un grupo étnico o tribu que pertenecía a los tehuelches, que en voz araucana significa «gente del sur». Eran nómades, debido a que su actividad principal era la caza y la pesca se trasladaban constantemente de un lugar a otro, no se dedicaron a la agricultura y vivían en toldos o chozas que realizaban en cuero de caballo.

Fueron un pueblo guerrero. Guerreaban constantemente con sus vecinos pampas del norte.

Desde el siglo XVIII los tehuelches estuvieron en contacto con los mapuches o araucanos comenzando el proceso de araucanización de estos pagos. Ello se debió principalmente a dos factores. La guerra y el comercio.

La actividad comercial se debió a las ferias de El Cayrú y Chapaleofú. Ellas se situaban en las sierras de la pampa húmeda. Allí existió una actividad comercial y de intercambio de productos entre los habitantes nativos de las llanuras pampeanas y las sierras de lo que actualmente es el interior de la Provincia de Buenos Aires, los de la Patagonia septentrional y los de ambas márgenes de la Cordillera de Los Andes. En estas ferias, llamadas «ferias de los ponchos» por los jesuitas de la época que las registraron (como Thomas Falkner), se intercambiaban diversos tipos de productos: desde los ganaderos y de la agricultura hasta vestimentas tales como ponchos. El Cayrú se hallaba en la parte más occidental del Sistema de Tandilia (en territorio del actual Partido de Olavarría) y Chapaleofú hace referencia a las inmediaciones del arroyo homónimo, en su tramo que pasa por el actual Partido de Tandil.9

Todas estas actividades provocaron movimientos migratorios y de intercambio cultural entre estos aborígenes.10

La influencia mapuche tuvo su origen en lo anteriormente mencionado, ya que partiendo de fines de guerra, comercio y alianzas, se terminó produciendo una gran influencia cultural sobre los tehuelches y otros pueblos, produciéndose la araucanización del pago. Buena parte de los tehuelches adoptó muchas de las costumbres y lengua mapuches, mientras los mapuches adoptaron parte del modo de vida tehuelche (tal como lo de vivir en tolderías) y con ello se difuminaron las diferencias entre ambos grupos, al punto que sus descendientes se refieren a sí mismos como mapuche-tehuelches.11

A mediados del siglo XVIII la población de la actual Provincia de Buenos Aires (incluyendo la ciudad de Buenos Aires) era de aproximadamente 10 000 pobladores y apenas se extendía hasta la margen norte del río Salado. Al sur de este habitaban pueblo originarios, territorio llamado «desierto» por los pobladores del que vivían al norte del mencionado río.

Hacia 1770, Juan José de Vértiz y Salcedo, a cargo del Virreinato del Río de la Plata, envió una expedición al sur que llegó a Tandil y dos años después cruzó el cordón orográfico de Tandil y se describió minuciosamente un corral de piedra seca en las inmediaciones del arroyo Chapaleofú, prueba cabal de los asentamientos étnicos.