LOS INFORMALES 130 Y ALGO MAS…

El INGENIERO

Era una salida más, de esas como para hacer algo simple dado que se suspendía la salida del domingo por ser el día del padre, pero el fin de semana largo invitaba a hacer un intento algo mayor a pesar del frio reinante. Martín ya había adelantado que no íbamos a hacer más salidas largas porque se han acortado los días, hacer 100 km ya implica volver al anochecer e intentar 130 km se hacía más descabellado, pero siendo sábado y sin apuro daba lo mismo llegar un rato más tarde, por lo que salió la propuesta de salida extraoficial para los más valientes en el grupo de WhatsApp, aunque al final llegamos pasadas las 20 hs.

A las 8 de la mañana el celular adelantaba que había 1ºC, eso invitaba a seguir durmiendo, pero increíblemente la temperatura luego fue mejorando y después de las 9 estaba fresco pero soportable. Como era una salida extraoficial, me enganché con el grupo en la parada extraoficial de Frida en 137 y 68, allí me encontré con Andrea y a lo lejos veía venir a Martín con el resto del grupo por 68.

Le pusimos buen ritmo, encaramos para Arana, Correas y Bavio como nada, claro, el viento a favor nos acompañaba, abrigados por la corriente de aire nos fuimos sacando capas de ropa. Para un grupo que tiene atornillado el plato 3 ir con viento a favor ayudó un montón. Pasamos por Arditi, desviamos hacia la ruta 20, donde Martín les contó a los nuevos sobre el restaurante “La Palmera” donde solemos parar cuando vamos rumbo Al Destino. Ya estábamos por seguir y apareció la primera pinchadura, el otro Martín se compró una espina. Cuando la rueda estuvo lista doblamos hacia el viento sobre la 20, la cosa estaba pesada la banda iba en plato 3 a más de 18 km/h, faltaban 10 km para Magdalena y 60 km de regreso con lo que parecía iba a ser con un viento rabioso en contra, por eso pasé a plato 2, subí un par de piñones y me mantuve debajo de los 15 km/h, no es mucha diferencia, pero puede ser la diferencia entre volver bien o acalambrado. En seguida me dejaron atrás, extrañamente la cosa estaba cada vez más pesada, pensaba que era por el viento, más adelante los encuentro a Martín y a John que habían parado a esperarme, me avisan que venía con la rueda trasera un poco baja y era así, estaba bien baja, como faltaba poco para llegar a Magda seguí así y a la entrada encontré al resto. El otro Martín, que vendría a ser el primero J, me prestó el inflador grande que con eso iba a alcanzar para llegar tranquilo a la plaza.

Paramos a comer en la plaza del centro, algunos fueron a comprar algo y otros sacamos la vianda, luego entre mate y mate, alguno de los Martines se puso a emparchar la cámara cambiada en La Palmera y yo me puse a revisar la rueda trasera, noté que la rueda venía frenada cosa que explicaba lo pesado del viaje, costó encontrar el alambre de acero en la cubierta, armé todo bien con otra cámara, revisé los conos, los frenos y que la rueda quede bien centrada.

Un rato antes de salir sacamos una foto y cruzamos la ciudad para tomar un pequeño tramo de la ruta 11 para luego desviar hacia Arditi por un camino que la última vez que pasamos lo habían cerrado para soltar vacas, esta vez estaba transitable. Pasamos unos minutos al atardecer en Arditi donde la luz de la hora dorada daba para hacer algunas fotos, salió el re encuentro trucho de alumnos de la 10 y otros aprovecharon para marcar territorio en la estación.

Hacía un tiempo que el pedal izquierdo venía haciendo un clik clik, pero no era demasiado molesto, pero el click cambió por trabarse y eso sí que es molesto, de cuando en cuando se trababa y giraba todo el conjunto, con la puntera la cosa se hacía más molesta, así y todo pude llegar a Bavio, en los últimos mil metros se trabó mal y llegué como pude a la YPF. Cada uno estaba en lo suyo, pregunté si alguien tenía WD40 y no había. La venta de repuestos estaba cerrada, pregunté en la Full si tenían sobres de condimento (para usar el de aceite) y tampoco había. Me acerco al sector de lubricantes y tampoco vendían, pero uno de los playeros había escuchado y prestado atención a lo que me pasaba y me ofreció amablemente un aerosol que ellos tenían. Acosté la bici, destapé el lateral del pedal y le tiré aceite, el pedal destrabó y giraba como nuevo, por lo que salí tranquilo. A los pocos metros el pedal comenzó a trabarse nuevamente y lo hacía cada vez más seguido. El viento que había pintado ser terrible estaba aflojando y dejaba pedalear normalmente, el sol se ponía rápidamente y el pedal estaba cada vez más loco, lograba destrabarlo girando a contra pedal para seguir unos metros más. Así fui quedando atrás y en uno de los intentos de destrabar el pedal (que se había clavado) giré a contra pedal, vi que salía volando y quedaba en el suelo. A Martín que iba unos metros adelante le alcancé a gritar “la gran Ponti”, entendió que se me había salido el pedal y que la cosa era grave. El pedal estaba bien trabado y antes de barrer la rosca de la palanca preferí desarmarlo, ya por experiencia sabíamos que se podía volver con un tornillo como padal y que el eje central iba a hacer mejor esa función. Con una pinza de puntas pude sacar la contratuerca fácilmente porque estaba floja y ese era el problema, el cono estaba flojo y por ser de rosca derecha se ajustaba contra las bolillas al pedalear, agregarle aceite ayudaba a que girara hacia adentro más fácilmente. Por el sentido de pedaleo la rosca del pedal izquierdo es inversa, de modo que se mantenga ajustado contra la palanca, pero se ve que no pensaron que el cono interno con rosca derecha puede clavar el pedal si se afloja, cosa que sucedió con la bolilla que venía jorobando. Desarmarlo y seguir nos llevó menos tiempo que cambiar una cubierta, a lo lejos veíamos las luces titilantes del resto del grupo que se perdieron luego de una curva.

El caer completamente el sol el viento desapareció, nos re encontramos en Correas en una noche estrellada que no estaba demasiado fresca, una oportunidad para hacer una nocturna por las vías. Con la rueda bien inflada y pedaleando con el eje no fue difícil volver, y como charlaba con Martín después de descuartizar el pedal, son estas cosas que surgen las que hacen a la salida más divertida, cuando otros se quedan a pata, La Loma sigue disfrutando el viaje.

Guillermo Moreira