A Bavio ida y vuelta

Bueno, parece que me tocó escribir a mí! (anoten que ya es la segunda, eh??), y con gusto trataré de transmitirles un pedacito de cómo vivimos esta hermosa jornada.

“Cuántos chicos nuevos!!”… Fue una exclamación alegremente repetida por muchos a medida que nos íbamos congregando en el punto de encuentro. Hasta yo lo dijeeee!, sin percatarme que mi antigüedad en el grupo data de apenas dos cortos meses. Sucede que “La Loma” genera “ese lindo no sé qué” que lleva a encariñarse tanto con el grupo y sus salidas, que uno disfruta orgulloso viéndolo crecer y multiplicarse.

Y es así que en un lapso de quince minutos fuimos más de cuarenta tempraneros, que emprendimos la marcha decididos a pasar un grato momento. Tuvimos el privilegio de contar con un coordinador de lujo, Marcelo, que nos condujo seguros a buen puerto. Gracias, Tosca!

Algunos retornaban de sus merecidas vacaciones, y notando cierto esfuerzo entre pedal y pedal, lamentaron algunos de los churros, las empanaditas salteñas, helados y demás colaciones estivales. No obstante, no tardaron en recuperar el ritmo para empezar a sentir lo lindo del vientito en el rostro al tomar velocidad.

Bellos paisajes pintaron la travesía con color de tierra… los árboles supieron envolvernos y cubrirnos del calor cuando ya empezaba a hacerse notar. Las chicharras se hicieron oír haciéndonos añorar inevitablemente un chapuzón reparador en alguna pelopincho. Pero no! Todavía faltaba mucho para llegar.

Y así, “entre rieles” envejecidos pero llenos de historia, transcurrió buena parte del recorrido. Yo diría “entre rieles”, y entre pastizales también!

Correa no tardó en llegar, esperándonos como siempre con su viejo almacén y la sombra de sus árboles añejos. Algunos se quedaron con ganitas de empezar el mate, olvidando que la parada no se extendería, y que todavía faltaba bastante para nuestro destino. Al llamado del coordi, no quedó otra que seguir!

Es así como al cabo de un ratito, arribamos a la pintoresca estación de Bavio, que nos prestó su escenario para descansar y compartir…

No saben lo que pasó!! una voz se hizo oír en el aire al grito de … “bizcooochos, bizoooochos, bizcoooochos!!!”.

Quieren saber? Cuenta la leyenda que alguien, cuyo nombre empieza con M. y termina con Ángeles, (ah, y Daniel también!), se quedaron dormidos. Sisi, dormidos, y viéndose en la urgencia de tener que llevar la bandera del grupo para la foto, se pusieron sus cascos sin demora y a toda velocidad nos alcanzaron en Bavio. Pero no se confundan, los cascos de la moto!!! Si, sí, señores, de la moto. Así que tuvimos bandera, bizcochos y hasta móvil de apoyo! Qué tal?

La clásica foto grupal no se hizo esperar; bah, para todos, menos para nuestro querido Pela, que nos gustaría saber dónde estaba cuando había que posar para el click!!. Algún entendido podrá agregarlo con photoshop, por favor?

Se venía la vuelta, y para quienes creían ilusamente, como yo, que el regreso salía con fritas, resulta que no! Viento en contra todo el tiempo… y tuvimos que hacer fuerza, mucha fuerza.

Sinceramente, varias veces, notando que mi velocímetro escatimaba kilómetros, y mientras observaba a otras bicis avanzar muy frescas, deslizándose sobre el ripio, “como flotando”, llegué a pensar que la mía había pinchado. Pero no, no estaba en llanta! Sucede que eran ellos, sssiiií, los ciclistas del Doble Cruce!!! que volvieron con un training que MADRE MÍA… Impresionante!! Claro, después de semejantes cuestas arriba, esto fue pan comido!! Hablando en serio, qué lindo entusiasmo les brotaba por la piel…

Para amortizar el esfuerzo, y para alegría de todos, aún se seguía respirando en el ambiente la reconfortante alegría andina, la solidaridad, la generosa anécdota, y hasta alguna que otra picardía que supongo quedará allí, en complicidad con los cerros.

Finalmente, para los que llevan la estadística, y para la tranquilidad del coordinador, jaja, les comento que hoy no hubo caídas, ni pinchaduras, ni extravíos. Mi pregunta en cambio sería: quién se comió los dos kg de bizcochitos?

Bueno amigos, eso es todo lo que hoy puedo contarles. El resto, se los dejo para que lo recuerden, o lo imaginen. Bien saben ustedes que hay una parte, una linda parte de ésta y otras mágicas salidas, que no se puede transmitir con palabras…

Hasta la próxima, y un abrazo!
Virginia

(un poco menos principiante que hace dos meses atrás)