A Poblet en invierno

Me pregunto de donde vendrán, donde irán esas bandadas de hombres y mujeres que pedalean libres. Los veo pasar tan fuertes y decididos, bajo un sol que quema o con un frío que raja la cara y contra el viento más arrasador.

Siempre me lo pregunté, pero nunca me acerqué.

A pesar de eso las vueltas de la vida son azarosas y me encontraron con Ayelén, ya perteneciente al grupo.

Después de escuchar tantas historias de viajes y alegrías, tuve la suerte de encontrar una bicicleta para pedalear, un lindo grupo que acompañe y una compañera que motive el viaje, que aliente cuando se hace difícil y llene de sonrisas la mañana.

El día amaneció radiante y parte del grupo ya estaba esperándonos, ni bien comenzamos me sentía capaz de pedalear hasta el anochecer, sentimiento que fue desapareciendo tras sentir el viento en contra que soplaba en campo abierto. Éramos 32 y nunca dejamos de ir juntos, hay mucho interés de todos porque el viaje salga bien y todos nos sintamos cómodos.

El parador tiene una vista preciosa y se genera un buen clima. La vuelta con viento a favor y luego de haber descansado volvió la idea de pedalear hasta el anochecer pero se volvió a ir cuando ataco el hambre.

Ayelén y yo pasamos una mañana muy bella, llena de sonrisas, sudor y música, porque al ver al grupo se nos venia a la mente “Familia rodante” una canción de León Gieco que expresa muy bien lo que irradia el Grupo la Loma.

Lucas Gulino