Segunda temporada “Alforjas a Jonte 270 Kilometros y algo mas…”

Guillermo dijo:

Luego de un largo tiempo de parate pandémico se tenía que dar la vuelta a las alforjeadas de La Loma y al final se dio. En este fin de semana largo Hicimos base en Los Altos de Jonte donde los que nos animamos armamos las carpas, porque el pronóstico del tiempo no era nada bueno y se complicaba mucho para la vuelta, pero las ganas de volver a rodar con alforjas supera cualquier lluvia pronosticada.

Partimos el sábado con muy buen tiempo por el camino de tierra más directo: Correas, Bavio, Payró y Vieytes. En Vieytes paramos a comer y de ahí pedaleamos los últimos 15 km, un tramo por la ruta 20 para doblar por un camino rural hasta la estancia donde nos esperaban. El lugar está genial, con todo a mano además de la gran hospitalidad del dueño.

Ya el atardecer pintaba muy bien, cielo despejado con el regalo del acercamiento entre La Luna, Júpiter, saturno y Marte que se veían antes de terminar de caer el sol, ya entrada la noche disfrutamos del espectáculo de estrellas como solo se pueden ver en los cielos libres de contaminación luminosa.

El domingo partimos temprano rumbo a las Tahonas y Verónica donde pudimos dar alguna señal de vida, dado que en Altos de Jonte no hay señal, seguimos con rumbo para Punta Indio y desviamos hacia Punta Piedras donde paramos a comer algo en un “campin privado”, luego regresamos en el camino y enfrentamos los terribles serruchitos hasta Punta Indio, visitamos las ruinas del Hotel Argentino y regresamos para Jonte con otra cuota de serruchitos en la ruta 11, dando una vuelta total de 105 km. Hacia el horizonte del lado de La Plata se veía una cortina de Agua, para el lado de Pipinas lo mismo, llegamos a la base con un par de gotitas de advertencia de lo que se iba a venir al día siguiente.

Martín tuvo la buena idea de que movamos las carpas debajo de la galería para poder desarmar el lunes sin tener la carpa mojada, y funcionó de primera cuando a las 4 de la mañana se largó y no paró más. Juntamos todo con comodidad, preparamos los equipos de lluvia y salimos de regreso. Intentamos un poco el camino de tierra paro ya estaba muy blando y empastaba las ruedas, por lo que enfilamos para la ruta 36 que estaba ahí nomás. Con viento a favor y asfalto llegamos rápidamente a casa, los 75 km de la vuelta fueron un paseo, aunque con adrenalina, porque muchos autos nos pasaban medio fino; afortunadamente la mayoría se abría respetándonos dado que del otro lado prácticamente no había tránsito. La 36 es una ruta para evitar, pero cuando no queda otra hay que armarse de paciencia y sí que valió la pena no haber desistido para retomar las salidas de acampe con el grupo.

Guillermo M.