Bavio por Vacalín

Amigos: cierren los ojos e imaginen esta situación: El petiso Guinzburg frotándose las manos mientras con su imborrable sonrisa me pregunta:

– ¿Y, qué tal tu primera vez, Rubén?

Y yo le contesto:

– Como la de cualquiera Jorge…

El día anterior con los nervios lógicos, la noche previa con imágenes revoloteándome por la cabeza, a la mañana salgo de la cama de un salto y me preparo lo mejor que puedo. Repasando detalles para no hacer papelones, no sea cosa que la primera vez me olvide de algo importante… luego los nervios de no llegar tarde, llegar al lugar del encuentro y ni pensar en encontrarme solo. Y después, que los nervios no me quiten piernas… ¿te imaginas Jorge yo teniendo que decir alto, alto, que estoy un poquito cansado? Pero bueno, bromas aparte, tuve mi primera vez, y por suerte no me traicionaron los detalles, la disfrute parte por parte, y en su totalidad.

Todo comenzó así: viernes 21, sin salida anunciada. El pronóstico nos anunciaba un fin de semana con muy buen tiempo. Propongo armar algo para no quedarnos en casa. Sábado temprano, Luis me dice que pone en la pagina mi propuesta como salida del grupo, acepto sin dudar. Y me doy cuenta que voy a guiar al grupo por primera vez. ¿Que responsabilidad, no? Y bueno, ya estaba en el baile así que… ¡A bailar!

Domingo 8.30 me encuentro con algunos amigos conocidos y otros por conocer, arrancamos y en el segundo punto de encuentro ya por suerte somos más. Mi idea inicial era volver por Vacalín, pero no recordaba bien el camino y no quería papelonear perdiéndome, así que dejo la idea de lado; y por casualidad Augusto antes de iniciar me dice ¿vamos por Vacalin? ¿Tenés el camino? le pregunto, y con su afirmación allá vamos. Llegamos a Arana, tomamos las vías hasta el desvío hacia la iglesia de Sicardi, luego el asfalto hasta donde tomamos los caminos de tierra. El camino estaba buenísimo, y ganas de rodar sobraban, paramos un rato sobre el puente de cemento y después continuamos. Recodo tras recodo el camino nos llevaba. La mañana, tal como rezaba el pronóstico, estaba impecable. Realmente ir por allí resultó una buenísima elección ya que quienes alguna vez recorrieron ese tramo reconocían sus ganas de hacerlo nuevamente.

En Bavio nos esperaban Norma, Gustavo y su sobrino. Antes de entrar a Bavio paramos a sacar fotos en la plazoleta que identifica el pueblo. Al llegar comenzó la ronda de mates y charlas, y sin apuro fue transcurriendo el mediodía. Como siempre ese rato de compartir con amigos es una de las mejores cosas de nuestras salidas, casi tanto como pedalear, casi tanto como disfrutar el viento en la cara, es que como dice Norma, somos nosotros, un poco más grandes, siempre dispuestos a salir nuevamente al recreo.

Regresamos por Correas, a ritmo tranquilo. Luego las vías nuevamente hasta Arana y desde ahí por 137 hasta la ciudad. La verdad guiar fue una experiencia nueva y grata, pero esta bueno afirmar que todos colaboraron para pasarla genial. Por mi parte solo me queda agradecer a quienes decidieron sumarse a esta salida. Porque no me dejaron solo, y porque decidieron disfrutar de este hermoso domingo haciendo feliz a un grandulón que después de mucho tuvo su satisfactoria “Primera vez”.

Rubén Machado