Brandsen (Gómez)

Relato de Juan Matías

Mariana y Francisco arrugaron a mitad de camino. Nora y Jorge desaparecieron en las vías (subieron detrás mío y de María Laura pero en un momento dejaron de estar, los esperé, volví a buscarlos y no los encontré). Julio se descompuso del estómago y lo tuvieron que ir a buscar… Pincharon: Jorge dos veces, Luis, Julio, José Luis, Ricardo, el amigo de la foto 46 dos veces (perdón! no recuerdo los nombres… y eso que te lo pregunté…)

Vino Diana, recuperándose de la mordida del perro en una salida.

Pasamos por Estancia Chica, predio de Gimnasio y Esgrima de La Plata. Unas arboledas espectaculares.

Hemos pedaleado por el campo, por el puro campo. Se lo ve muy seco. El verde se va para el lado del amarillo cada vez más claro… Las vacas están flaquitas. Los arbustos relucen su natural método de defensa: las espinas. Varios hemos sido los “rayados al pasar” por estas… Las totoras no saben qué hacen donde están, sus piecitos que siempre descansan bajo del agua, están ahora sobre la tierra cuarteada. Así y todo, los arbustos más resistentes mostraban algunas florcitas amarillas, como la Cinacina y violetas como el Cardo de Castilla y el Cardo de Cardal o Cardencha.

El Julito se tiró a nadar y al llegar al medio del arroyo, el agua apenas le llegaba a las rodillas… María Laura, al ver que Julito nadaba decía para sí “yo también!” y se cayó al arroyo… Los cortados vecinos que miraban del otro lado de la orilla se ortivaron el mate. De este lado estábamos todos apretados como los novillos debajo de la sombra que apeas podía dar un arbolito solo, aislado, al costado de una vía. Los terrenos parecen campos de golf de lo cortito que están las pasturas, bien al ras…

Fue inevitable abalancharnos sobre el primer bombeador de agua que encontramos. Esa cualidad única que nos enseñaban en la escuela de incípida es conversable, porque el gusto del agua del campo es única… vah… será que es agua de verdad…

Había una brisa leve, caliente, constante que limpiaba el camino sacándole el polvillo y dejándolo como barrido con una escoba.

Finalmente fueron 92 kms. ¡¡Que aguante el de todos!!

Saludos

Juan Matías