Buchanan en agosto

Relato de Ana

Luego de mi primer salida “corta” quedé muy entusiasmada con el grupo y estuve bastante ansiosa esperando la próxima salida a la cual poder prenderme… 60km a Buchanan, no sonaba nada mal… creo que me pareció más larga la espera de llegar al día, que la distancia por recorrer.

Mañana fría y nublada, llegué al punto de encuentro un poco antes de lo previsto, probablemente por mi ansiedad y porque soy medio exagerada con la puntualidad!!

Ahí la encontré a Ceci, de a poco fueron llegando todos, (la mayoría gente nueva para mi) y partimos… entonces me di cuenta del gran desafío… podría con los 60km??

El clima no era el mejor, pero tampoco desanimaba: el frío no era tanto como para sufrir cambios de colores en el cuerpo… así que adelante!! Iba todo bien, con algunas demoras en el encuentro con el resto del grupo, hasta que –debo confesar- pensé seriamente en abandonar… les hago una pregunta: ¿¿No podrían haber elegido otro camino?? Todo bien con las calles poceadas, el maldito barro y las temidas vías… pero era necesario entrar por estancia chica???? Eso fue contra mis principios!! La próxima por favor rumbeen para otro lado!! Jejej… tomé coraje luego de esto y seguí, se fue poniendo lindo, apareció el barro y las esperadas vías, que no fueron tan trágicas finalmente, pese a las vacas dueñas de su tierra que se me plantaron delante y me paralizaron (por suerte fueron más inteligentes que yo y en cuanto notaron mi proximidad se corrieron) al caballo galopante y a mi bici súper pesada preparada para correr en ruta 40 Km./h, luchando con los pastos crecidos enredándose en la rueda… Debo darle gracias a los chicos que me avivaron de bajar al plato del medio y subir los cambios!! Cuánto se alivianó la cosa!!!

Y así llegamos por fin a la gran Estación de Buchanan, debió haber sido hermosa en funcionamiento! Y con la llegada de todo el grupo, salió el solcito algo tímido pero que igual nos calentó un poco, llegaron las charlas, las increíbles historias de Luis y su travesía y los infaltables verdes amargos!!

Alimentamos el alma y el espíritu y partimos de regreso, el camino más liviano (igual que mi bici, jajaj) y el cansancio que se empezaba a hacer presente, mis manos parecían adormecidas por momentos, pero a esta altura a quién le importaba? Sin darme cuenta ya estábamos entrando nuevamente a la ciudad, algo sedienta, algo cansada, pero feliz, muy feliz!!

Espero que se repita y más que nada espero seguir sumando kilómetros con este maravilloso grupo!!!

Ana