Buchanan y Florencio Varela

Relato de Juan Matías

Muy seguramente, todos despertamos igual. Como nos despertamos otras veces. Nos dijimos a nosotros mismos lo mismos: “¿Se hará?”

Otra vez, el tiempo en nuestra contra. Desde temprano, algunos indecisos acudieron al mensaje de texto. Algunos se han quedado mirando la llovizna desde la ventana. A juzgar por la noche, quien ha podido dormir no se enteró de nada, pero quien despertó por la tormenta habrá pensado también “otra salida en la cuerda floja…”

Como siempre, Luisito se calzó las calzas y salió para el punto de encuentro “por las dudas”. Mal acostumbrados estamos todos, pienso si debemos quitar esa advertencia de la página (“se suspende si llueve mucho la noche anterior…”)

Salí pues yo también. Al llegar a 25 y 32, los chicos ya estaban prestados a pedalear, y no eran pocos. Continuamos hacia el segundo punto de encuentro y nos esperaban más chicos.

Iniciamos formalmente la salida entonces. Chequeamos con Luis la jornada, la negociación no sirvió de mucho y encaramos para Villa Elisa nomás.

A menos de un kilómetro ya nos recibe una barriada leve decidida a dejar su advertencia en nuestras bicis, por lo que tuvimos (algunos) que bajar de la bici para quitarles un poco de barro. Luego un asfalto como para entrar en calor y en conversaciones y más adelante un sendero que nos lleva, luego de pasar por un puente ferroviario, a la zona de las aras del Rincón (Villa Elisa)

El planteo original era una salida para principiantes y una de larga distancia. La primera debía tener como punto de inflexión el Rincón, y la segunda la continuación hacia San Vicente.

La cosa no estaba muy para matear en el pasto mojado, por lo que decidimos continuar.

[Aclaración: este tipo de salidas, de dos destinos, es poco usual en el grupo y menos usual es salir en las condiciones en las que lo hicimos. Para los chicos que fue esta su primer salida: vuelvan!!! jaja]

En el punto de división de grupos, el entusiasmo se apoderó de los que optaban darse la vuelta y continuaron “un poco más”. Así llegamos, entonces, a la estación de servicio YPF de la ruta 2. Y “un poco más” nos acompañaron los amigos.

A estas alturas, los ánimos de cambio del tiempo ya estaban echados por la borda hacía rato, ya que una leve llovizna se nos hizo la amiga durante el resto del día. He escuchado un ánimo “parece que está queriendo despejar…” Como condimento: dos pizcas de pinchadura (primero yo y después Juan José)

El tramo desde la ruta hasta la estación de Buchanan… qué contarles…? Barro, pero barro del peor! Ese que se te queda pegado en la rueda, desborda y engrana todo! La limpiás un poco y salís a hacer no más que cien metros para tener que bajarte de nuevo a limpiarla otra vez… Ni los que tenían freno a disco se salvaron. Los que llevaron ruedas lisas (yo!) bailando entre la chocolatada. Solo habíamos hecho un tercio del tramo. Los que “un poco más” empezaban a decir “hasta acá llegamos”. Por handy Luis me comunica la cantada: era muy difícil avanzar, así que la decisión fue regresar. Pero… la estación de Buchanan? Está aquí cerquita… Y para colmo, los adelantados estaban un poco lejos, así que avisé a los que tenía cerca y continué escoltado por Isabel hasta alcanzar a Julito y compañía que estaban adelante para anoticiarlos. En el interín, vuelve a sonar el handy “vamos por el campo…” ja! A quién se le ocurre? Lloviendo, embarrado hasta la manija, lejos de casa… continuar… Así se hace Luis!!

Llegamos a la estación Buchanan ya, a lo que queda de ella. Quietos y empapados, la fresca se hacía sentir un poco, por lo que se me ocurrió una idea: hagamos una fogata! Y ahí estábamos otra vez con un imprevisto disfrutando una tarde de lluvia, fogón, campo… en fin… el Grupo La Loma no solo propone pedalear, sino también compartir estos momentos, y a este se prendió nuestra amiga María Laura a través del celular, le dijimos que la estábamos pasando muy mal… En el camino de ingreso a la estación se nos empardan cuatro locos más al grupo: Hector y familia.

Ropas secadas, mateadas terminadas, fuego apagado, bicis… lo que se pudo… y corazones contentos… a pedalear que tenemos que volver.

Encaramos como siempre por las vías hasta la ruta 53 y por esta hasta un camino nuevo… que lo pasamos de largo… Se largó a llover todavía más y ya no era una llovizna amiga, ya era molesta y el rodar por la 53 se tornaba un poco peligroso por el tránsito. A estas alturas ya nos encontrábamos en Florencio Varela. Más peligroso aún se tornó el tramo siguiente, la ruta 36 (zona de las fábricas anterior a Alpargatas). Pero bueno, no quedaba otro camino. Luego por Centenario hasta casa. En este último tramo, Juanjo pinchó dos veces más y Graciela aterrizó al costado de la ruta 36, espero que te encuentres bien.

San Vicente quedó entre ceja y ceja…

Recorrimos 73 kms. Participaron 23 descerebrados…

¡ Felicitaciones y Bienvenidos a los chicos que se sumaron en esta pedaleada !

¡ Nos vemos en cualquier salida !

Juan Matías