Cambio de rumbo: El Destino y Punta Indio (y algo más…)

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Soy de los “nuevos” en el Grupo, a pesar de que mi primera salida (multitudinaria) con La Loma fue allá por 2006, época en la cual no existía Facebook y las salidas se comunicaban por correo electrónico (si mal no recuerdo). A pesar de no salir a pedalear, miraba las fotos y leía los relatos, las “salidas con alforjas” tenían un no sé que…

Éstos últimos meses sumé salidas y kilómetros con el Grupo y esperé con paciencia la oportunidad de hacer una salida con acampe… ¡y la oportunidad llegó!

Al ver el evento en el Grupo convocando a una salida con alforjas, y teniendo la certeza de estar a la altura, supe que era el momento. Pedí alforjas prestadas (gracias Noelia y Tucu), y preparé lo básico para acampar.

Llegó el día, sábado soleado y caluroso, allá partimos (pocos pero buenos…) rumbo a La Reserva El Destino, sin prisa pero sin pausa…con paradas estratégicas para hidratarnos y alimentarnos. Una vez que arribamos a La Reserva, armamos el campamento (genio Guillermo por reservar el lugar) y más relajados comenzaron las rondas de mate y alguna que otra “latita”. Noche de parrilla improvisada; asado, cordero y tinto!! Luego de la cena, las anécdotas y la petaca iban y venían. Antes de dormir, sesión de fotos y observación de estrellas; hay quien asegura haber visto un drone e incluso un O.V.N.I. ¡Mejor, a dormir!

Domingo, desayuno comunitario y a prepararse para pedalear. Partimos hacia el sur, Punta Indio nos esperaba. Visitamos el camping “El Pericón” donde bajamos al río, fotos con el “Indio Querandí” y a seguir, la próxima parada sería Verónica. Llegamos justo a la hora del almuerzo, bajo los árboles de un hermoso parque repusimos energías y emprendimos la vuelta. Por caminos bien rurales pasamos por Las Tahonas, luego Álvarez Jonte y buscamos la ruta para volver al campamento.

Todo indicaba que el buen clima no nos iba a acompañar el lunes, y así fue! Por fortuna, tuvimos tiempo de desayunar y levantar campamento antes que comenzara a llover. Emprendimos el regreso acomodando la ruta a la circunstancia, a poco de salir la lluvia dijo presente. Otra vez a ritmo parejo y constante, el grupo avanzaba hacia La Plata. General Mansilla (bueno, Bavio!!) fue nuestro lugar de almuerzo, luego el camino conocido por todos, Correas y… el viaje llegaba a su fin.

Ya en casa, cansado pero satisfecho, escribo éste relato; ya puedo decir que “salí con alforjas”.

Por último quiero agradecer a todos los compañeros de viaje, me sentí realmente cómodo e integrado.

Si alguno tiene dudas sobre las salidas con alforjas, les digo que no las dejen pasar, no saben lo que se pierden!

Guillermo Sobredo