Camino de las Cañas, Berisso

Relato de Gabriel Gustavo

La mañana del domingo se inició bastante fría, con una respetable helada que dio lugar a dudas en cuanto a salir de la cama. Pero la jornada pintaba linda y vencido ese instante de vacilaciones comienzo con los preparativos para la salida.

Teniendo todo listo paso a buscar a Guillermo, mi amigo de la lejana adolescencia, y nos dirigimos puntuales hacia el lugar de encuentro. Luego de pasar por otros puntos predeterminados, éramos nueve lomenses que arduamente tomamos la 137 en fila india y a buen ritmo.

A pocos kilómetros Mari hace sonar el celu de Luis avisando que venía detrás de nosotros así que la esperamos unos minutos. Efectivamente, a lo lejos vimos algo que se dirigía a nuestro encuentro, parecía el Expreso Pampeano, pero no, era ella y continuamos el viaje todos juntos.

Al llegar a Parque Sicardi nos esperaban Hermes y Miguel, así que fuimos aumentando en número. Tomamos el camino del Vacalín y en mitad el recorrido Mari y Laurita, que venían por el fondo sin pisa y en una entusiasta plática, una cariñosa vaca las “incentivo” a apresurar la marcha y sin discutir el tema venían a toda marcha a buscando el refugio del grupo, siendo recibidas a pura carcajada, sobre todo por la expresión de espanto mezclada con risas.

Poco después en una bifurcación nos dirigimos para el lado del río, para tomar por la Ruta 11 y luego de transitar un trecho hicimos una parada con frustradas intenciones gastronómicas.

Continuamos el viaje, con un poco de viento en contra, y al llegar a la calle Montevideo nos esperaba Ernesto, que si bien tuvo un altercado con el despertador, fue a nuestro encuentro desde Berisso. Sus explicaciones fueron que como en la salida se incluía una visita a un viñatero, no se la perdía ni loco!!!. Obviamente le creímos, porque fuimos varios los pensamos lo mismo.

Continuamos por la Montevideo hasta que tomamos el honorable “Camino del Borracho” e hicimos la tan esperada visita a un productor de vino de la costa.

En ese establecimiento nos atendió Juan, su dueño, quien con su familia nos mostró los viñedos y todo el proceso productivo de tan venerable bebida. Luego nos convidó con los distintos tipos de vinos que produce y con una grapa que: uyyy Dios!!!! estaba picantita!!!.

No podíamos dejar de comprar alguna botellita, digamos que a manera de souvenir solamente (en la próxima llevamos las alforjas jaja). Las fotos dan testimonio de todo esto, para envidia de los que se la perdieron.

El problema fue cuando debimos continuar viaje, nos costó montar las bicis, la calle se movía un poco y hasta incluso dudamos para que lado había que dirigirse. Menos mal que algunos fueron cautos en la degustación y pusieron las cosas en orden.
Hicimos un poco de turismo por los barrios berissenses y luego de una parada técnica en una YPF, Luis se separa del grupo dirigiéndose hacia su trabajo, pero si bien no pudo zafar del turno disfrutó de la salida.

Continuamos por la Avenida del Petróleo hasta el bosque, donde el grupo se dividió retomando cada uno a sus actividades dominicales.

El día fue espectacular, el tiempo nos fue fiel y la coordinación mejor imposible. Por supuesto no faltaron las constantes bromas, la conversación durante el viaje y la buena onda de siempre.

Gracias a todos por esta salida, un fraternal abrazo y nos vemos en la próxima!!!!