Chascomús con alforjas

Relato de Ana

Por fin llegó el día y el gran desafío… otro más para seguir sumando kilómetros, esta vez la meta eran los 100km… mi cuarta salida y mis primeros 100km!! Y nada menos que a Chascomús, un lugar que me gusta mucho y he ido muchas veces, pero no en bici.

Con mi amiga Inés (oriunda de Chascomús), que pudieron conocer porque fue un ratito al camping, siempre decíamos que algún día iríamos de La Plata a Chascomús en bici… claro que fueron pasando los años y el sueño seguía en el aire, por no ir las dos solas, no tener bicis adecuadas o no saber bien el camino… Por eso en cuanto escuché el rumor de que se venia una de alforjas a Chascomús empecé a organizarme, más que nada los horarios del trabajo, no me la podía perder!!

Aún teniendo mil temores y pensando que tal vez mi cuerpo sin entrenamiento no lo soportaría me animé a emprender la recorrida… sabía que había un grupo maravilloso que me iba a hacer el aguante en lo que fuera así que me animé. Terminé de confirmar que más allá de las posibilidades físicas, lo que predomina es la cabeza, todo es psicológico, y eran mas mis ganas que mi estado! Llegué cansada y aun siento el desgaste en los músculos pero pude hacerlo!! Y estoy feliz!

Pasando al relato, a la noche dormí algo ansiosa, creo que me debo haber despertado tres veces temiendo quedarme dormida y deseando que “santa rosa” sí se quedara dormida.

Mi falta de experiencia se notó de entrada, poner las alforjas me llevó su tiempito y encima no tensé bien las sogas, y como si fuera poco se me ocurrió poner todo el equipaje en la bici antes de bajar las escaleras… ufff….. con lo que me había costado colocar más o menos todo, me armé de coraje y más que nada de fuerza y bajé los dos pisos de mi departamento hasta la calle con la bici a cuestas. Comencé entonces a pedalear y llegando a 62 y 23 con el tiempo medio justo me di cuenta que me había olvidado el casco!! Jajaj , me volví a casa y de ahí de nuevo rumbo al punto de encuentro, creo que llegué justito a la hora señalada. Ahí estaban todos; unos cuantos para mi sorpresa, algunos nos acompañarían un tramo y otros seguirían hasta el destino final.

Arrancamos entonces, creo que por 168 y 44 nos encontramos con Juan Matías , Patricio y Maylen; ahí sí ya estábamos todos y arrancamos por los caminos rurales, alternativos a la ruta 2. Era un camino distinto al que habían tomado en salidas anteriores. Calles de tierra, poco barro, pero bastó para la gran caída, jajaj creo que fueron varios los que cayeron… el secreto es seguir la huella, cosa que no hice, jeje: mordí la huella y al piso, no fue nada grave , un moretón en la mano que apareció rapidísimo y nada más. Seguí pero mas precavida, ante la duda me bajaba de la bici y pasaba caminando.

Llegamos al área 60, un futuro barrio privado o algo así, y ahí se nos terminó la calle, por decisión del dueño o vaya a saber quién la calle pública también se privatizó y no nos dejaron pasar, pese a nuestra insistencia, entonces no nos quedó otra que cruzar los alambrados, y pasar por el campo; los chicos subieron las bicis y ayudaron a pasar por entre el alambre. No fue tan difícil (pasar mi cuerpo a través del alambrado, lo de las bicis ni lo intenté, dejo la opinión para los chicos que se encargaron de tan ardua tarea). Seguimos un tramo por el campo, bastante embarrado y que en verdad me cansó mucho; luego caminos de tierra nuevamente y más liviano todo. Paisajes totalmente naturales hileras de álamos o no se que tipo de árboles, que daba gusto observar, y a esta altura mi ubicación estaba totalmente desorientada… jejej nos fuimos aproximando a la parada en Jeppener y la verdad que mi cuerpo y mi mente lo estaban pidiendo, qué buen descanso!!! Me repuso totalmente, bebimos, (hasta hubo cerveza por ahí) tomamos mate comimos… y yo con mis barritas y galletitas… para la próxima ya se que debo llevar algo mas sustancioso!! El hambre que tenía era voraz!! Jajaj agradezco el sanguchito de milanesa que me convidaron y la mandarina, más que nada lo agradeció mi cuerpo comprobé lo que me dijo Juan Matías, que es fundamental alimentarse bien. Repuesta, diría casi como al arranque, seguimos. Hicimos otro recreo, esta vez más corto en Gándara (como olvidar el dulce de leche y los lácteos de la infancia!) y… ¿Ya faltaba poco ….? Escuché por ahí que restaban cantidad de km (demasiados) y mis ojos se abrieron… menos mal que era una broma!! Enseguida Luis me mostró su hoja de ruta y ahí volví a respirar… Caí jajaj.

De ahí no pasó mucho hasta que llegamos a Chascomús ¡! Nos fuimos acomodando en el camping acompañados de un atardecer increíble, el color del sol deslumbrante… y de Santa Rosa por suerte ni noticias! Luego de mates y armar las carpas llegó el asadito tan ansiado por todo el grupo, que prepararon Juan Matías y Patricio y que estaba riquísimo!! Siguió la sobremesa entre charla y charla y a dormir para salir bien repuestos al día siguiente. Agradezco a Leo que tan generosamente me cedió un lugar en su carpa, dormí de maravillas y no escuche ni un ronquido eh!! Jajaj sólo el viento que sopló muy fuerte y en un momento pensé que era una tormenta terrible. Al día siguiente supe que solo había sido viento y muy pocas gotas, el día pintaba muy lindo a pesar del viento, volveríamos por ruta y con viento a favor. La vuelta fue más liviana, y también tuvo su encanto, me sorprendió la amabilidad de los conductores para con nosotros, como ciclista dentro de la ciudad es muy raro que me respeten, pero en la ruta no sé si debido a que íbamos en grupo o por lo que pueda generar ver a un ciclista en medio de la ruta, los conductores nos respetaban y tiraban buena onda con sus bocinas, buenísimo!! Hicimos la parada de rigor para alimentarnos y descansar y seguimos el retorno a La Plata.

Mi cansancio iba en aumento, pero nada grave, lo más molesto fue el adormecimiento en mis manos, aprovecho para preguntar: qué se hace en esos casos? Me pasa a mi sola o es común?

Por un momento intenté seguir a los más veloces, pero luego de unos km me mantuve a mi ritmo más bien atrás del grupo, secundada por alguno de los chicos más expertos que siempre se quedan al final del grupo a modo de apoyo. En la entrada a La Plata paramos nuevamente para reagruparnos y ahí se despidió Enrique que había ido a nuestro encuentro y quería pedalear un poco más.

Entramos por la 44 y de a poco cada uno fue tomando su rumbo… eso sí: antes de la desconcentración había que elegir a alguien para el relato… y por ser mis primeros 100km tenía todos los numeritos comprados, así que aquí estoy… espero haber transmitido algo de todo lo maravilloso que fue este viaje, más que nada a los que todavía no se animaron a los 100km… les digo vale la pena!! Gracias a Mercedes que me alentó a que los hiciera pese a que ella no podía ir y gracias a todos y todas (ahora con “Kristinita” eso de diferenciar el género está de moda, jaja) por la compañía excelente y por tratarme como si los conociera desde hace años.

No hay mucho más por decir… Volví a casa con la compañía de Leo y Silvina que iban para el mismo lado y ahí me despedí de esta hermosa experiencia.

Me encantó compartir esta aventura con todos y como ya dije en mi relato anterior, espero seguir sumando km junto a ustedes!!

Aclaración de Luis

Quiero aclarar una parte del relato de Ana, ella se refiere a la calle 84 (altura 317) en la parte donde cuenta que no nos dejaron pasar por la calle del predio de Área 60 que esta bien marcado por los tejidos en ambos lado y que llega hasta la ruta 29 (Brandsen) la demora fue que han puesto alambre cortando la calle y la gente de seguridad decían que era área privada y que pertenecía a ellos, el predio de ellos esta bien marcado y jamás basaríamos por una zona privada sin la autorización correspondiente, pero no hubo problema chicos, salvo de pasar las bicis cargadas por un alambre de 1.60 de altura.