Doble Cruce de los Andes 2013
Pasos Pichachén e Icalma

Estoy en casa frente a la computadora tratando de ver que y como escribo un relato breve y significativo sobre el Cruce de los Andes. La verdad no se por dónde empezar y qué contar.

Empiezo pensando que estaría bueno aprovechar y agradecer a todos los que me ayudaron e hicieron posible que haya podido cumplir este sueño….bueno a ver, tendría que nombrar a Julito, Rubén, que estuvieron desde el primer momento y me acompañaron todo la travesía, tendría que nombrar también a Walter que se encargo de hacerme saber que estado físico tenía y que no fuera vaga y pedaleara. Ah! Y también a Luis “el pela” que con sus caramelos de menta y chocolate me decía: “comete uno y después encaras tranquila esa subida”…pero también tendría que nombrar a Norma, Juanjo, Daniel por algún lugar compartido con la carpa o bañándonos o levantándonos temprano. Pero también Juanfra y a Agusto que en uno de mis peores días no dejaban de alentarme, y las chicas “Lías” que me cargaron la bicicleta un tramo dado que ya no me daban las fuerzas. Pero si escribiría sobre esto no me puedo olvidar de la compañía de Lucio con el que me re divertía y le decía: -¨Por favor Lucio subí hasta allá y decime si después viene una bajada¨- …también tendría que nombrar aquellos que quizás no pedaleaba de cerca pero que a la noche en la carpa de alguno de ellos nos juntábamos y no paraba de reírme por un instante comiendo chocolate o tomando algún sweet dream como con Pablo, José Luis, Marian, Julius, gente con la que compartí el otro lado de la travesía. Y jamás podría dejar de nombrar al maestro Luis Alberto como Silvina lo llama, el mentor de todo esto, el que te pone un entusiasmo para ir por más siempre con una paciencia infinita; no puedo más que estar agradecida. No me olvido de Silvina una ídola que me re banco junto con Walter y Gustavo … Recuerdo que el relato debe ser breve y continuo…

Mejor hablo sobre Domingo, no no ese Domingo, el Domingo de Marian y mío, ese que ante la imperiosa necesidad de comer un pedazo de pan, le dije a Marian si me acompañaba a la escuela de cadetes y le preguntábamos si no nos vendían pan… el tema es que los cadetes nos dijeron que no tenían mas que conejos, que ellos vivían de la caza; y cuando ya nos íbamos apesadumbradas aparece corriendo nuestro Domingo diciendo -¨¿Chicas que necesitan?¨- Dijimos: -¨ Pan o galletitas¨- El nos respondió: -¨¿Nada mas?¨ Y repente se había transformado en el supermercado Carrefour … -¨Tengo atún, cereales….¿les traigo?¨- Con Marian nos miramos sin poder creer… y a los minutos apareció con una bolsa llena de cosas… nosotras parecíamos dos nenas recibiendo los regalos de Papá Noel…

Y si.. no podría omitir hablar de los paisajes, los caminos de ripio, de piedra, de ceniza; esos caminos que con sus colores te envolvían y uno sentía que pedaleando se fundía con la naturaleza siendo parte de ella; una divinidad tan extraña y cercana a la vez; todo cobraba otra dimensión; lagos turquesas o la sequía teñida de distintas tonalidades; los ocres de los caminos o los distintos verdes que se atenuaban a medida que el agua se insertaba en el paisaje; el agua que nos refresco, que nos calmo la sed, que nos limpio de todo.

Hoy cuando cierro los ojos, estando en casa, todavía se me aparecen esas pendientes que tenía que superar, que sentía que me tragaban, me masticaban y luego me escupían para volver a intentar subir… y que con el tiempo conquiste ya sea de subida o bajada. Por momentos sentí que ya era parte del todo… y que las montañas ya eran mis tierras fruto de esa conquista…

Si tendría que hablar de lo que significo esta travesía para mí expresaría: -¨ Siento que pasan los días y todavía no me quiero despertar, que mas allá que lo que viví, padecí y llore; disfrute mucho. Siento que me aligero la carga de tantas trabas y luchas internas, que me hizo permitir cosas y bajar las barreras a otras tantas, que me siento más liviana y feliz, y que lo volvería hacer porque sentí que un torbellino paso por mi vida y una gran paz me dejo¨-.

En realidad, no se sobre como comenzar el relato, cuando vuelva de trabajar veo sobre que escribo….

Y colorín colorado.., esta travesía 2013 se ha terminado!!!

Meses de preparativos, ansiedad por conocer el recorrido, fechas probables de salida y regreso, que llevar y que no, repuestos, herramientas, ropa, comida, integrantes que se suman y otros que lamentablemente se descartan por diferentes causas, que si en auto, en micro y cada uno por su lado, hasta que finalmente viajamos todos juntos. Ajustes en la bici, cadena, frenos, asiento, pedales, cubierta de repuesto, 2 o 3 cámaras? por las dudas mejor 3…, o 2 serán suficientes? Que si el camino será fácil, plano y sin sobresaltos, o si por el contrario, demandará todo de nuestra parte…, en fin… ya está, después de 12 o 13 días de bicicleta y de 24 hs de viaje ya estamos de regreso. Ahora a descansar, pero resulta que cada noche sueño que pedaleo por los caminos. Los calambres que no tuve allá, después de cada día de esfuerzo, los tengo ahora y en mi cama, como si esta travesía no quisiera ser olvidada. Y no lo será, podré olvidar los momentos en que si no paraba, el corazón seguro me saltaba del pecho y podía sostenerlo entre las manos, pero jamás cada llegada al lugar de destino para al fin descansar. O los abrazos y festejos al concretar cada cruce, o las caras de alegría. Finalmente lo que trasciende en el tiempo, lo que nos queda grabado es justamente eso, la felicidad incontenible de haberlo hecho, de habernos superado, de ver compañeros concretar su primer travesía y saber lo que significa, porque siendo ésta mi cuarta experiencia jamás olvidaré la primera, jamás.

Y bueno… listo, ya desarmé las alforjas, lave todo y acomodé en su lugar casi todo, ya mi Sra. no se queja de tanto desparramo de cosas, ahora a mirar fotos y ……., perdón, que?… como dicen?? que quieren detalles? Ah, siiii, los detalles, claro… dos cruces por los pasos Pichachen de ida e Icalma de vuelta, 500 km para casi todos los integrantes, excepto para cinco, Walter, Ana, Julio, Juanfra y yo, que hicimos 60 kmts más. Al final del relato les cuento algo sobre esto.

Pero mejor vamos desde el principio: salimos de Chos Malal ( el hostal seleccionado una joyita atendidos de primera por personas amabilísimas, GRACIAS POR TODO!!!) el domingo 3 de febrero, hasta Huinganco, primer noche ahí. El 4 de feb. Andacollo y después Guañacos, donde pasaríamos la segunda noche, antes de llegar nos encontramos en el camino con Sergio, esta persona nos dio una mano increíble, al transportar a destino con su camioneta en varios viajes, a algunos integrantes del grupo que por diferentes causas (descomposturas por el agua o roturas de parrilla, o cansancio por las altas temperaturas de esos dos primeros días) veían complicado finalizar esta segunda etapa. Además nos permitió acampar en los terrenos de su casa, usar su baño, y cocinar y cenar bajo techo. Junto con su esposa, fenómenos de personas, generosos y amables.

Al día siguiente, martes 5 de febr, hicimos 13 km y acampamos a orillas del río Reñileuvú, donde pasamos el resto del día descansando y recuperando fuerzas. Un montecito nos albergo y las aguas del río nos devolvieron la humedad en el cuerpo que tres días de intensísimo calor nos había quitado.

La mañana del miércoles 6 salimos con la esperanza de llegar lo más cerca del primer cruce, caminos de ripio muy variados nos dejaban rodar con dificultad, pero las subidas… hay las subidas…, los primeros días me dejaron muy cansado, pero este en particular me preocupo bastante. Armamos campamento en un rancho desocupado que seguramente usan los arrieros en sus pasadas con ganado por las veraneadas. Otro baño en el río y todo mejora. Varios están descompuestos seguramente por el agua que vamos encontrando en el camino, y ya aparecen parrillas rotas y tornillos cortados. A Lucio debimos hacerle un arreglo provisorio con alambre el segundo día, y aguanta bien.

Jueves 7, mi cumple 60, vienen a saludarme cantando el “Feliz Cumple”, un momento inolvidable al amanecer. Armamos y salimos al camino en busca de Pichachen. El camino para arriba es terrible, sabía que era difícil, pero no que lo era tanto. Llego cansado pero feliz, vuelven cantarme el Feliz Cumple en el último tramo y me parten al medio. Si hace muchos años alguien me hubiera dicho algo referido a mi cumple 60, que se yo…. faltaba tanto…, pero si me hubiese dicho que precisamente ese día me la iba a pasar todo el día sobre una bici… mmmmm. Y si hubiera agregado que además estaría lejos de mi familia, ya lo hubiera mirado feo. Y si encima de todo eso me adelantara que estaría en un paso fronterizo con Chile rodeado de personas desconocidas para mí hace apenas 3 o 4 años, chau, una pitonisa o adivino menos en este mundo. Y sin embargo así ocurrió!! A las doce exactamente estaba llegando a Pichachen, primer hito de frontera en este doble cruce 2013. Llegamos todos, no es poca cosa dadas las dificultades mecánicas y físicas que vamos teniendo.

Un km desp del puesto de aduana chileno paramos a acampar en terrenos de una escuela del ejército. La mañana del 8 de febr. Nos despedimos de Juanjo y Cecilia, que deciden dejar la travesía por esos problemas antes mencionados. Comenzamos a rodear el volcán Antuco, el camino con las cenizas del volcán está flojísimo, sobre la margen derecha tenemos el Lago Las Lajas; vamos encontrando las tumbas de los soldados que en el 2005 mueren en la denominada “Tragedia de Antuco”. Rodar esa zona es sobrecogedor, imaginar además los miles de grados que invadieron el lugar y las rocas inmensas que fueron lanzados al aire y entre las cuales pasamos no es fácil. Aparece el ripio y luego el asfalto y llegamos a Antuco primero y finalmente a Quilleco. Desp de 96 kmts no encontramos donde acampar, y la generosidad de Ariel nos permite ocupar su parque con pileta, y nos ofrece una hermosa cena en su casa. Es la segunda persona que nos sorprende, al igual que Sergio anteriormente. Paulo Coelho dice “Si deseas algo fervientemente, el universo conspira para que lo consigas”, y Sergio y Ariel son nuestros conspiradores preferidos en esta aventura!!

El sábado 9 dejamos la casa de Ariel y tomamos rumbo a Santa Bárbara, a poco de arrancar comienza a lloviznar, y al dejar el ripio y tomar el pavimento comienza a llover fuerte. No encontramos ningún lugar para quedarnos ahí, así que contratamos un camión y un micro que nos llevan 80 km adelante hasta la reserva Ralco Lepoy, donde acampamos en una cancha de futbol. Llevábamos un día de atraso respecto al plan inicial, pero este movimiento nos adelanta un día, lo que no está nada mal, dada las dificultades con el clima y los caminos. A la mañana siguiente, 10 de feb, Luis cumple años y es saludado por todos. Domingo, un originario de la reserva nos aconseja tomar un sendero para cortar camino por la montaña hacia el camino que nos debe llevar a Troyo, nuestro siguiente destino. Cruzamos una pasarela de metal por sobre el río, y comenzamos a trepar y trepar por senderos de mula, pero andando muy poco y empujando nuestras bicis con todo su peso. 20 kmts de esfuerzo nos demandan hasta cerca de las 6 de la tarde. Llegamos a un túnel por el cual pasamos y ahora sí, llegamos al camino. Ya es tarde y Troyo está a 18 km adelante, así que pedimos un lugar para acampar en una casa a la vera del camino, y nos ofrecen un galpón para pasar la noche. Luego de apartar con los pies los restos dejados por sus ocupantes naturales, ovejas y chivos, preparamos el lugar para cocinar nuestras cenas primero, y dormir después todos juntos. Afuera sigue lloviendo. Esta travesía no deja de sorprendernos.

El lunes 11 salimos temprano, cadenas cortadas, rayos rotos, parrillas y descarriladores complicados más algún fusible doblado, siguen apareciendo a cada rato. Pasamos por Troyo al mediodía y seguimos hacia Lonquimay, a la tarde en Balseo encontramos un camión de vialidad que lleva a las chicas mas algunos de los varones que vienen cansados hasta la ciudad, los demás mandamos todas las alforjas y aprovechamos sin peso a apurar la marcha ya que el tiempo vuelve a descomponer y Lonquimay nos recibe también con lluvia y frio. Algunos en hotel y otros en una cómoda cabaña reponemos fuerzas para el tramo final hasta el siguiente cruce. La mañana amanece fea, pero comienza a mejorar. 42 km por ruta nos llevan hasta Liucura llegando al mediodía. Almorzamos y decidimos ir por ripio hasta el Paso Icalma, más accesible que ir por Pino Hachado. 32 km después llegamos a la aduana, pero debido a otras roturas que retrasan a varios, decidimos pasar la noche en un campito y cruzar al día siguiente. Hace bastante frio, pero el tiempo mejoró y ya no tuvimos lluvia en todo el día.

Miércoles 13, salimos sin apuro hacia el hito del Paso Icalma, a 3 kmts estamos festejando nuestro segundo cruce. Fiesta de abrazos y felicitación, emociones fuertes provocadas por una travesía exigente y dura que nos puso a prueba permanentemente. Todos nos agradecemos mutuamente la ayuda recibida, ya que a cada uno por la suya seguramente se nos habría complicado muchísimo. Un rato después estábamos instalados en Pehueña. Durante el día nos reencontramos con Juanjo y Cecilia que nos estaban esperando en un camping vecino. A la noche cena de festejo y a disfrutar de las horas restantes hasta el viernes a la mañana, que estaremos de regreso hacia La Plata.

Tal como mencioné al principio, durante la cena del miércoles busque compañeros para hacer un último esfuerzo de 60 kmts y lograr el tercer paso de frontera. Walter, Ana, Julio, Juanfra y yo arrancamos tipo 9 hacia el Paso del Arco, que está situado entre Icalma y Pino Hachado. Nadie lo usa, al punto que no existen controles. El camino es hermoso y cambiante, adornado con plantaciones de pinos y araucarias en todo su recorrido. El GPS de Juanfra nos lleva al lugar exacto pasando antes por los restos de la vieja aduana, y cruzando un rio para el cual debemos descalzarnos y cruzar con el agua cerca de las rodillas, alzando las bicis para que no se mojen los rodamientos de mazas y caja pedalera. Festejamos el haber concretado por primera vez en los 10 años del Grupo un tercer paso fronterizo. Pero el GPS nos muestra otro hito a 1300 mts, y allá vamos como chicos a los que les prometen chocolates. Misión cumplida, 3 pasos y 4 hitos. Si Dios quiere el 10º cumpleaños del Grupo tendrá un video especial con este logro a modo de homenaje.

Antes de finalizar quiero felicitar especialmente a quienes concretaron con éxito su primera travesía: Ana, Pilar, Analía, Augusto, Juanfra, Joaquín, Daniel, Gustavo y Pablo. También a Cecilia y Juanjo, que alcanzaron el primer cruce con muchísimo esfuerzo. Y por último, una mención especialísima a Luis, mentor de todo esto y cuya paciencia y conocimientos hacen que por más inconvenientes que se presenten, siempre podamos llevar a cabo con felicidad cada Doble Cruce.

Por último, quiero saludar y felicitar a cada uno de mis compañeros. Más allá de algún momento de calentura propios de un sexagenario iniciático jajaja, me han hecho sentir muy muy feliz con su compañía en mi cumpleaños.

El lema del viaje dice “Las grandes alegrías de nuestra vida nacen de nuestros sueños”, Y este Doble-Triple Cruce 2013 ya es una realidad llenísima de todas las alegrías posibles.

Felicidades “Grupo La Loma”, y ahora sí, colorín colorado.., esta travesía 2013 se ha terminado!!!

Para empezar este relato tengo que citar algunos pensamientos que merodeaban por mi cabeza previos al viaje. No es por capricho sino para poder dejar al descubierto el contraste entre el antes y el después.

Antes Después
¿Podré pedalear 500 Km. sin morir en el intento?? Tomen ustedes 500Km!! Giles!! Me los comí crudos!!!! jajaja
¿Este tipo se banca 500Km?? Pero qué manera de mirarle la patente todo el viaje a este groso!
Más vale que esta bici que me compré se la banque porque la prendo fuego Gracias “Venzina” querida por bancarte toda esta castigada sin decir ni “mu”!! Te voy a lavar cuando lleguemos!!
¿Este será tan copado como es allá en LP recorriendo 40 o 50 Kms.?? El que es buen tipo sigue siéndolo así recorra 5 o 500 Kms., eso no cambia.
Espero que “no me pase nada” en todo el recorrido Bueno si después de “todo lo que me pasó” estoy acá arriba no me para mas nada…
Que cara de loco tiene ese pelado grandote… Que cara de loco tiene ese pelado grandote…jej

Retomando la prosa y aclarando que el Pelado grandote es una masa y fue un placer compartir la pedaleada, la cocina, el pan!! y demás cosas creo que es importante recalcar que fue importante para mí ir acompañado de gente con experiencia, con muchísimos kilómetros recorridos, pero realmente mucho más importante fue la calidez, el afecto, el respeto y el cuidado que recibí como una constante que en momentos clave fue la llave o el empujón que necesitaba para alcanzar el objetivo.

También me di cuenta en una travesía como esta aparecen desde mecánicos hasta psicólogos en el momento menos esperado pero más indicado que hace posible que esta gran rueda siga girando.

La felicidad y la satisfacción del objetivo cumplido son inmensos al momento de arribar a la última ciudad-meta donde uno sabe que se termina esto, toda la locura, toda la ansiedad, donde se “vuelve a la normalidad” y el momento de mirar atrás y saberse vencedor, vencedor de uno mismo es muy fuerte, muy profundo y difícil de traducir en palabras…hay que vivirlo.

Aquí van dos anécdotas, una mía y otra prestada como para pintar el panorama de lo hasta acá relatado:

La mía es que todo venía bien hasta que llegando la noche previa a cruzar el paso Pichachén me crucé con una tremenda descompostura que me tuvo muy mal toda la noche, a la mañana siguiente no me quedaban energías ni para sostener una taza de té. La cosa es que con un pequeño grupo salimos más tarde esa mañana, serían eso de las 10 de la mañana, y arrancamos esa terrible seguidilla de subidas empinadísimas, más el ripio, más el calor que empeoraba las cosas, hasta que en un momento mis piernas y mi cuerpo entero me dijeron basta, hasta acá… Yo por adentro estaba desinflado, no entendía nada y cuando miro hacia abajo veo que se me caían las lágrimas, entendía menos aún. Unos diez minutos después no sé de dónde demonios salió una fuerza desconocida que me llevó hasta la cima de esa montaña y al cálido abrazo de los compañeros que ahí esperaban. Ese fue un momento duro y hermoso a la vez que quedará registrado en la memoria.

La otra anécdota casi a modo de foto me remite a una moraleja que dice que hambre, bebida y pedaleo juntos no son buenos consejeros… ya que las personas empiezan a ver cabras con cabelleras rubias con un cierto interés por demás cariñoso rondando lo amoroso…jajajaaaaaaaa quien se haga cargo sabrá de lo que hablo…

Me queda agradecer a cada uno de los 22 con quienes compartí esta hermosa travesía porque con cada uno pasó algo que hizo más rica la experiencia, ya sea una cerveza, un pedazo de pan o un trago de agua; un diálogo, un consejo, una palabra o un silencio, componentes imprescindibles que hacen a ese un momento único.

Un abrazo grande!

Augusto Tornesello Galván