Embarcados con Paulino

Relato de Marcelo

Mi salida empieza en el segundo punto de encuentro pautado, en 122 y 60. Ahí ya se estaban juntando algunos viejos conocidos y algún que otro novicio en el grupo al que evidentemente le atrajo al idea de la salida a la isla. Al rato llegó Luis con el grupo que venía desde el primer punto de encuentro (44 y 131). Esperamos unos minutos más por si caía algún otro rezagado (y así fue), y luego de algunas comunicaciones telefónicas en las que algunos confirmaban que venían pero nos encontraban más adelante (los brindis de fin de año conspiraron contra la asistencia a horario) y otros confirmaban su ausencia…

Así que de ahí salimos hacia Palo Blanco en Berisso, donde tomamos contacto con la margen del Río de la Plata. Estuvimos ahí unos minutos mientras esperábamos a uno de los rezagados (Eduardo y amigo), y aprovechamos para charlar un rato y sacar unas fotos. Cuando llegó Eduardo encaramos entonces por la playa hacia la Isla, pero a poco de avanzar nos encontramos con que la playa se había terminado y sólo había agua por delante hasta donde podíamos ver. Luis no nos dejó ni pensar, solamente avanzó y al resto no nos quedó más que seguirlo (por dentro pensaba…”le acabo de hacer el service… voy a tener que llevarla de nuevo!”). Cerca mío iba María Laura que seguramente pensaba lo mismo que yo… y algunas otras cosas más… pero la alenté a que siguiéramos, mientras veía el sufrimiento en su cara ! JAJA! Pobre Lau, ahora te confieso mi propio sufrimiento! pero que podíamos hacer? ya estábamos en el medio del agua! el daño estaba hecho y no nos íbamos a perder la aventura que teníamos por delante! Así que luego de avanzar un trecho mientras sumergíamos las zapatillas en cada vuelta de pedal, finalmente apareció nuevamente una línea de costa y volvimos a pisar la arena. Desde allí pudimos llegar hasta la escollera de la isla sin mayor inconveniente, pero Luis no pudo encontrar un sendero que conocía que nos llevaría hasta el recreo con algo de aventura.

Fuimos entonces por el caminito habitual y llegamos al recreo, pero como todavía era temprano para comer, nos invitó a recorrer ese sendero pero esta vez desde el recreo hacia la playa. Y allí fuimos, pasando las bicis por algún alambrado y llegamos a un puentecito de troncos, donde luego de pasar un par de ciclistas escuchamos un “CRAK” de madera que se rompía y vemos que Juanjo había sido el beneficiado con una nueva caída en el grupo (nos vinieron a la mente todas las bajas del 2008 y alguno dijo “cuidado que todavía no terminó el 2008!”). Por suerte no fue más que un raspón en el muslo y alguna picadura de mosquito, así que seguimos hacia la playa a la cual llegamos enseguida. Ahí Luis se puso a reparar una pinchadura y mientras tanto algunos jugaron un rato con sus bicis metiéndolas en el agua, y a otros no les alcanzó eso y se metieron directamente al río a nadar un poco.

Reparada la pinchadura, salimos todos de nuevo hacia el recreo de la Isla, con bastante hambre ya! así que llegamos y almorzamos sanguchitos de milanesa, fiambre, choripán, etc. Después fuimos a caminar por otro sendero al que no se puede acceder con las bicis y disfrutamos de las construcciones del lugar, la vegetación, la fauna (hay fotos de un lagarto overo), las embarcaciones que pasaban… en fin, un ambiente absolutamente desestresante!

Volvimos y ahí nos sacamos la foto grupal con algún rezagado más que se sumó (Pablo, Graciela, Héctor) mientras esperábamos que la lancha que nos iba a cruzar al otro lado estuviera lista. Ahí nos esperaba otra aventura, el cruce en lancha! realmente estuvo muy divertido, aunque a María de los Ángeles no le hizo mucha gracia terminó un poco mareada… Ya del otro lado, en Isla Santiago, llegamos rápidamente al asfalto y luego de alguna pinchadura nos reagrupamos en el Camino Rivadavia; desde allí seguimos hacia La Plata, pero no finalizamos la salida sin antes pasar a visitar a una de nuestras “caídas en combate” que nos quedaba de paso, Silvia! La sorpresa que se llevó cuando se encontró con 30 y algo de sedientos ciclistas que estaban en la puerta de su casa! Muchas gracias a los papás, que nos acercaron un par de cervezas con la temperatura justa! Helaaaaaaadas!

Así que luego de compartir un ratito con ella, le deseamos muy felices fiestas y cada quien se despidió para su casa, con una sonrisa en el rostro!

PD: Bienvenidos Carlos y Yanina, que llegaron de la mano de un amigo del grupo: Luis Nazareno