Feriado en Poblet

Relato de Gustavo

El día amaneció muy nubado. La noche anterior parecía que la salida planificada no iba a poder relazarse. Confieso que no tenía buen ánimo, no por el tiempo sino por la fecha que se conmemora. Vinieron a mi mente algunos de mis amigos que participaron o, mejor dicho, que los hicieron participar de esa locura.

No obstante bien temprano encaré para el fondo de mi casa, preparé la bici y luego de desayunar me dirigí a uno de los puntos de encuentro. Para mi sorpresa no había nadie, al toque llegó Matías y luego Malu. Esperamos unos minutos decidimos cambiar el itinerario, haciéndolo un poco más corto: Poblet.

Salimos los tres por la 68 (menos mal que estaba Malu que es del barrio y nos dejaron pasar), todo bien hasta que agarramos la tierra, la que estaba un poco mojadita, tirando a barrito, más bien un jabón!!!!

Menos mal que no habíamos llevado cámara fotográfica dado que hubo dos caídas: la primera fue la mía, pegué un patinazo y me convertí en una milanesa de barro, la segunda de Malu.

No obstante de lo ocurrido y de la incertidumbre por el resto del camino, nuestro espíritu  lomense  no se doblegó y poniéndole el pecho a las adversidades seguimos adelante (bueeeeeno!!!).

Veníamos pedaleando algo despacio, como de costumbre teníamos viento de frente, y a la altura de la estación de Poblet llegaron a nuestro encuentro unos “simpáticos” perritos con cara de pocos amigos, lo cual, viéndolo de punto de vista optimista, constituyo un incentivo para aumentar la velocidad.

Más adelante nos encontramos con Miguel, que por un aparente desentendimiento con el horario no salimos juntos. Pero lo importante es que nos sumamos todos hacia Poblet.

Ya en destino nos dispusimos a descansar un poco, comer algo (lastima que no llevamos mate) y conversar sobre distintos temas.

Miguel decidió continuar hasta Oliden, el resto emprendimos el regreso. Pero ocurrió algo notable, rarísimo, extraño, nunca visto: el viento no se dio vuelta y lo teníamos a favor!!!!

Con buen ritmo de pedaleo regresamos, aunque otra vez los perros y el barro, no falto la buena compañía y la grata conversación en el viaje, que nos acompañan en cada salida.

Ya en La Plata la primera que se separó fue Malu, quien se despidió por un año, dado que se va a trabajar a Tierra del Fuego. Mucha suerte!!!!

Y así culminó nuestra jornada, sin mate ni fotos, pero como siempre satisfechos y felices.

Un fraternal abrazo para todos y hasta la próxima salida!!!

  Gustavo Bórmida