Finde en Ranchos

Relato de Juan Matías

Partimos puntuales menos dos que se aparecieron un poco atrasados. Y un tercero que nos alcanzó en el camino… de acceso al hotel.

Partimos Norma, Cecilia, María Laura G., Perla, María Laura M., Luis, Maxi, Gustavo, Daniel, Ariel, Andres, José Luís, Mariano, Pablo y yo. Bastante puntuales, a las 8 y cuarto ya estábamos pedaleando. Julito y Marcelo cayeron unos minutos más tarde y nos alcanzaron en el camino, y Nazareno… nos alcanzó en Ranchos (se quedó dormido y se durmió una siesta…) Pasamos primero por Poblet, unos pocos minutos y continuamos un tramo corto por la ruta 36 y por el sendero enfilamos para Brandsen. Los primeros kilómetros los recorrimos con la fresca de la mañana. Llegado el mediodía, en Brandsen con una temperatura más que agradable, paramos unos 40 minutos a almorzar y a descansar un poco ya que el grupo conformado ha sido tan homogéneo que casi no paramos.

Durante la ida el viento estaba un poco fuerte por momentos, de atrás o de costado. Y en un tramo un poco largo de frente. Nos tocaron rectas muy largas, el pelotón central no se casaba de avanzar, algunos sueltos atrás lo hacían a ritmo parejo y al frente otros peleando a su modo.

Abundaron los pinchazos con bis y todo. De su yegua saltó Cecilia inmediatamente a demostrar sus habilidades como mecánica (como oportunamente le enseñó el Tío) más de una vez.

Pasada la siestita en Brandsen, comenzamos a perseguir a la incertidumbre, ya que comenzábamos a recorrer caminos totalmente nuevos para nosotros. A la cabeza Julito con su mapa guerrero, a las espaldas Luis preguntando “¿Estás seguro?” y el resto avanzando ignorando cualquier equivocación.

Pedaleamos siempre por caminos rurales, así lo dice nuestra “publicidad”: Grupo La Loma – Salidas en bicicleta por caminos rurales… además de interminables, son todos distintos. ¡Qué lugares! Seguramente uno pensaría “campo, todo campo, liso, llano…” pero en estos lugares se encuentra paisaje distinto kilómetro a kilómetro. Particularmente, en la zona se veían muchos más caballos que en otros lugares. Y ni hablar de la variedad de fauna con la que nos hemos cruzado.

Continuando camino, paramos en una esquina para chequear la cuestión. En los mapas a veces algunos caminos “no son lo que parece” y una consultita no venía mal, pero por suerte, veníamos bien encaminados.

Es destacable el buen estado de los caminos, realmente daba gusto pedalear. Y la zona estaba bastante seca, algunos bajitos húmedos, pero muy pocos. Así seguimos hasta que una rueda dijo: “basta!” y no conforme con eso pegó el grito “dije basta, y hasta acá llegué” y se plantó nomás. Algo muy raro: se semidesintegró el ajuste de la maza de la rueda de delante de la bici de Perla. La ajustamos, siguió y volvió a aflojarse. No tuvimos más que continuar como si no tuviera municiones. Tenían que verla: pedaleaba como si hiciera equilibrio sobre una bicicleta por una cuerda. Por suerte, de un campo salía una señora que nos hizo el favor de llevarla a Ranchos (y después nos enteramos que no iba para Ranchos…)

Y nosotros seguimos nomás. Ahora con muy buen viento a favor.

Y llegamos, a las 5 y media y con el sol cayendo, a destino: el “Hostal de la Estación”, frente a la misma.

¡Qué caripelas hermano! Parece como si hubieran estado de travesía durante un mes seguido sin parar… jaja Julito se rehusaba a bañarse. El sol pegó lindo. Y el viento, el polvo y la transpiración hizo desastres con nuestras pulcritudes.

Salimos empaquetados: algunos con una alforja sola, otros con dos, un par con las monovolúmen y pocos sin nada (es que se volvían) Repartidas las habitaciones y distribuidos todos… ¡Qué manera de sacar cosas…! Por todos lados… qué capacidad que tienen las alforjas… ¡’lo parió! ¿Qué harán si les toca viajar y dormir en carpa y esas cosas…?

Después de despatarrarnos todos, algunos inmediatamente a la ducha, otros a enviciarse con los mates y otros seguían depatarrados. Desde la ventana de nuestra habitación se veía la mejor vista del atardecer.

Después de una timba en la cocina y de despedir a las Marías Lauras y a Mariano, lo más esperado desde que salimos de La Plata: ¡LA CENA! Entramos todos en una mesa larga en un restaurante de un club, bien de pueblo. Tallarines, canelones, milanesas… devoramos cuanta cosas se posase sobre nuestros platos. Y después cenó Perla… jaja (chistecito Perla!!)

Bien pipones… a dormir… ah! Antes de dormir, la monjita Luisa le dio la extremaunción a José Luis…

Y al día siguiente…

¡A levantarse cheeee! Sorprendentemente a las 8:30hs. estábamos todos ya dando vueltas preparando el desayuno y esas cosas… y después se despertó Perla… (chistecito Perla!!) y otra vez… ¡Qué caripelas!! Jaja Bueno, justificadas: 10 horas de trajín y 125kms pedaleados el día anterior, nada mal.

Bueno: chocolatada, cafecito, matecito, macitas y a preparar las bicis que tenemos otra jornada larga. Y a la voz de “Uuufaaaa…!” manos a la obra.

Arrancamos a las 9 en punto. Gracias a María Laura G. que le prestó la rueda delantera a Perla, pudo volver pedaleando con nosotros. Pasamos por la plaza principal (Plaza de Mayo), por la laguna, algunas fotos y otra vez a los caminos rurales.

Esta vez viento en contra, y bastante fuerte. A los pocos kilómetro, primer pinchazo. Cruzamos las vías, tomamos por la ruta un tramo, y el viento cada vez más fuerte. ¡Mamita! ¡Que pelea! Y a Jeppener le pasamos de costado y aterrizamos en Brandsen.

Otro desparramo de 40 minutos, pero muy necesario. Mucha reposición de energías necesitamos. Aquí nos encontramos con los amigos de Pompeya quienes nos invitaron a un evento que se hará en Ensenada. En cansancio acarreado del día anterior sumado a de este día ya empezaba a sentirse.

Poco descansados, seguimos. Y seguimos… con los pinchazos, esta vez Nazareno.

Encaramos para Gómez por las vías (laaarrrrgoooo y duermiente el asunto…) y en un parate Pablito, Ariel, Julito y Nazareno se dieron un chapuzón en el arroyo… estaba lindo… pero para el agua? naaaa…. Es una zona muy linda, y muy aislada, había mucha gente pescando y pasando le día.

Bueno, seguimos un poco por las vías y llegamos a Gómez, donde se había disputado una carrera de MTB y donde nos volvimos a encontrar con los chicos de Pompeya, que también iban para La Plata. No paramos más que para recargar caramañolas y seguimos, un poco… ya que ooootro pinchazo nos paró. A una rodilla le quedaban pocos tornillos y, en la ruta 2, la baja de Pablito, que le dio tanto esfuerzo a su rodilla que ahora tendrá para que tenga y guarde un rato: TERRRRCO!!!

Cruzamos la ruta 2 y la 36, pasamos por un camino arbolado muy lindo, este y el tramo de las vías de Gómez hacía rato que no los pedaleábamos, y la verdad que están muy buenos, como los que siguieron. Ya era tarde, el sol caía lentamente y Julito no dejaba de sorprendernos con nuevos caminos, aunque algunos un poco poceados para mi bici sin suspensión…

Ya arribando a La Plata, el grupo comenzó a separarse.

Muchas, pero muchas gracias Julio por estos caminos espectaculares por donde nos llevaste. Gracias Luis siempre por todo.

Felicitaciones a todas las chicas y chicos por la garra que le ponen, la predisposición y la siempre buena onda. Felicitaciones a Andrés que se bancó los más de 230kms impecablemente, siendo que hace muy poquito que se unió al grupo.

Y mis especialísimas felicitaciones a Perla, que por todas las que pasó y las que le hemos hecho pasar (bromas), siempre respondiendo con una sonrisa y riéndose con nosotros, envidiable.

Ha sido esta, como lo han sido otras, una salida inédita que quedará guardada como una de las mejores salidas que hemos hecho. Algunas fotos, muchas fotos, una por cada kilómetro, un texto contando algo, algún videíto… todo lo que pudiéramos hacer para tratar de contarle a quienes no pudieron ir es poco, muy poco.

Como 230 kms y 19 horas de pedaleo… (y mi reloj marcó 7678 calorías consumidas)

Nos vemos en cualquier salida.

Juan Matías


“Si quedo callado siembro la duda de si soy pelotudo o no. Si abro la boca queda confirmado, por eso no digo nada”

Anónimo