Fuerte Barragán, ciclomecánica ligera y algo más…

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Seguramente te parezca raro esto: no me gusta andar en bicicleta.

Así y todo, decido sacar la mía del galponcito, y empezar a dar unas pedaleadas. Por eso de la salú y los kilitos que se juntan, ¿viste?
Después de un par de vueltas manzana, decido probar una salida con este grupo, entusiasmado por mi amiga Vale, una newfan de La Loma.

Arrancamos en Plaza Moreno, en el día de nuestra bandera, al son de un regimiento vociferando Aurora. Para cuando cantaban el himno a todo grito, yo me sentía Masche saliendo al Monumental (en bicicleta).
Se anda una rato por la ciudad. Unas 18 bicis en fila india, bajo la mirada de los más experimentados, atenta y cuidadosa supervisión que contrasta con el jolgorio y la chacota permanente.
Además, una arenga para pedalear con ánimos y llegar a comer un asado en Punta Lara. Como por comer asado te pedaleo en modo correcaminos, comienzo a andar con entusiasmo.

Caminitos, subiditas, bajaditas, más bullicio… llegamos a Ensenada
Pasamos el Puente de los Besos, pero como me toca estar al lado del más barbudo del grupo, apuro el ritmo…
Ya en el Fuerte Barragán, parada para tomar agua y pipises, y al grito de “¡nos cierra el chino!” retomamos el camino hacia a Punta Lara…. hacia las bondiolas, en realidad.
Carnes, carbón, gaseosas (y no diré si había alcohol, por si lee algún menor) y a casa del anfitrión.
Gran camaradería, anécdotas fantásticas, y reclamo para los novatos de pastafrola para la próxima.

Mientras se hacen las bondiolas, clase teórico práctica de ciclomecánica: sobre pinchazos, cadenas, rayos, herramientas, fusibles (del por qué es esa pieza tan importante en un biciclo, y de lo nada que ver con los fusibles de mi auto).
Almuerzo con muy buena onda, más cargadas para todos y todas, y más increíbles narraciones de los famosos cruces de la cordillera…

Sin darnos cuenta, se hace la hora del mate. Pelan tortas, roscas, y los amargos empiezan a dar vueltas.
Con la fresca de la tarde emprendemos el regreso, y no sé cómo ya llevo pedaleados más kilómetros que en toda mi vida.

Ya de nuevo en La Plata: cada uno para su casa, los novatos felices y cansados, los veteranos felices de haber transmitido su amor por la bici.

Seguramente te parezca raro esto: no me gusta andar en bicicleta.
Sin embargo, estoy ansioso por ver cuál es la próxima salida.

¡Gracias mil por todo muchachada!

Guillermo Corró