Húmedo Bavio

¡Húmedo Bavio!

¡Y así fue! Una salida pasada por agua (por lo menos para quien escribe).

Salimos desde el punto de encuentro de 44 y 31, el primer grupo encontró al segundo grupo en el punto de reunión de 68 y 31. Mientras nos saludábamos y acomodábamos nuestras bicis, esperamos a más integrantes que venían a sumarse. Luego decidimos emprender la marcha ¡y a pedalear!

Mientras en viaje charlábamos entre uno y otros de distintas cosas, llegamos a un punto en donde a algunos nos saltó el espíritu aventurero en las vías de Arana. Mientras bajábamos la velocidad alguien dijo: ¡Vamos por las vías! y de fondo unos cuantos dijeron: ¡Ni locos, debe estar embarrado!. El grupo más “conservador” decidió ir por pavimento, mientras que los “rebeldes” del grupo vimos a un valiente encarar hacia las vías, y por detrás, otro grupo de “locos” lo seguimos. Ese grupo que fuimos por las vías pasamos por un finísimo caminito que nos dejaba rodar, y veíamos a más de uno -desesperado- maniobrar para equilibrarse por morder los bordes del caminito con las piedras. Pasamos por pasillos de arboles y con lagunones que nos hacia patinar por el barro, hasta que ¡zas!, patinada y vuelco…. Quien les relata se confió con un “pocito”, mordió con la rueda trasera y decidió refrescarse medio cuerpo en un tremendo charco. Lo mejor fue escuchar: ¿Así estrenas la Raleigh 29’?. Y así fue: mi bicicleta “pisó” barro por primera vez (y yo nadé en las vías por primera vez), y nos estuvimos riendo km y km.

Luego del largo camino de ripio y de cederle el paso a una linda víbora que Martin “protegió” del paso, llegamos a Estación Bavio.

Unos merecidos mates, sanguches y charlas entre todo el grupo disfrutando la paz y tranquilidad del lugar.

Luego al retorno, unas nubes amenazaban pero nos evadió con sólo una llovizna. Lo importante, es que por caerme, nadar en un charco y pasar al mejor estilo “carrera MTB” y embarrarme todo por esas vías, fue lo mejor que pudo haberme pasado: divertirme y hacer amigos con el mismo nivel de locura de embarrarse y mojarse no tiene precio.

Eso es el Grupo La Loma, un grupo de locos amantes de las bicicletas, que como requisito para hacer amigos… ¡hay que embarrarse!

Pablo Basconcelo