Paraje San Julito

Al calor del Grupo La Loma

A la espera del ansiado día de viaje me acosté, no sin dar varias vueltas antes de dormirme, esperando que el tiempo nos favoreciera a todo el grupo lomense embarcado ( ¡mejor enbicicleteados, já, já ! ), en esta nueva aventura. Y mejor no pudo ser, un sol radiante y el cielo despejado esperaban con los brazos abiertos ver pasar al G.La Loma, el cual sin prisa ni pausa arrancó su suave deslizar brindando las caricias de sus bike a sus hermanos los caminos. Ésta vez ellos nos mostrarían el rumbo hasta las orillas del Río Samborombón (por la zona de Vergara) donde acamparíamos.

El grupo estuvo integrado por: Luis (nuestro gurú)-Norma-Julio-Marcelo G.-Sandra- Mariana- Perla- Diego- Andrés- Augusto- Patricio y su novia (?)- Nora- Lito- Jérico- Germán- Matías 2 (se vino desde San Isidro)- Matías 1 (nuestro querido compañero rutero y fotógrafo profesional del grupo)- Isabel- y el que les escribe. Lamentablemente nos tuvimos que quedar sin la grata compañía de Matías e Isabel, por una serie de desperfectos en la bici de ella al poco de salir. Y bue…

Continuando nosotros la rodada, llegamos a I.Correa- Bavio- luego pasamos cerca de Arditi-y finalmente paramos en Vieytes. Los caminos hasta acá nos deleitaron con algunos campos sembrados, vacas y sus gauchos cuidándolas, caballos ( ¡vimos uno blanco de película que lo seguía toda la tropilla), gansos, gallinas, cuises, etc. Y como muchas veces antes, los horneros y calandrias nos ofrecieron su hermoso trinar y con ellos el presente a nuestro paso. En la parada realizada en Vieytes nos tiramos en su plaza principal, y ahí nomás en el pastito se armó la comilona- zafarrancho de combate con lo traído o comprado en el lugar. Y un rato después (algo de 35- 40mts) estábamos rueda que te rueda otra vez.

Salimos del pueblito tomando en seguida R.20, y le pegamos por ésta como 8km maso, pasando un arroyito y su respectivo puente, algunas arboledas, mucho campo, y al llegar a un cruce los que habíamos quedado adelante en ese momento nos paramos para esperar a los expertos conocedores de la zona. Menos mal que se esperó ya que sino (no sé los demás) pero yo seguro que iba a parar a la mier… En este cruce desviamos a la derecha y al poco andar entramos en una galería natural de ramajes de la arboleda circundante, entre la cual alcanzaba a pasar apenas algún rayo solar. Y rato después vemos aparecer a Daniel V. que en su Tráffic blanca. Traía agua para todos, yendo a colocarse con el mismo en otro cruce indicando así dónde doblar, esta vez hacia la izquierda. Acá ya entramos a un senderito que al cabo de cerca de 1km nos dejó a orillas del Río Samborombón con una amplia zona de pasto donde acampar, y las bases grandes de algún puente que una vez hubo y que servían de resguardo para las carpas.

Ahí nomás desembalamos todo, y cada uno hizo su “casita”, armándose luego la esperada “rancheada” donde uno aporta la yerba- otro el mate- varios termos aparecieron- calentadores también-la novia de Patricio trajo una torta inmeeen saaaaaaa que estaba de rechupete- y todos juntos en ronda festejamos este modo de vida tan sano.

No me quiero olvidar de comentar que a pesar de no haber podido rodar, al llegar al sitio de pernócte estaban Matías e Isabel que (no deseando quedar alejados de toda la movida) agarraron el auto e igual se vinieron. ¡Qué Bueno! Y como he visto en otras ocasiones, ya en la noche, a la hora del ¡!GRAN FOGÓN ¡! Este chico siempre es uno de los principales colaboradores para hacer y mantener el fuego. Yo debo reconocer que para esto en cuestión soy bastante vago ¡jé, jé ¡ Y volviendo a la historia, una vez armado el fuego se comentó que ya se podía ir tirando el asado, a lo que pensé- ¡jáa! el asado! que ocurrentes!- ya había oído algo antes del viaje pero no creí una mier… que hablaran seriamente de llevar en la bici todos esos km (como 100km ida) la carne. Así pues me desengañé cuando fueron varios los que arrimaron algo mientras ¡mi cabeza y ojos daban vuelta como lechuza! los ojos agrandados como cuando a la abuela le pisaron el juanete con las botas!- y la sorpresa era más grande que la de mi javie cuando le tiraron unos cohetes en los pies pa fin de año! Y una vez cocinado todo no hizo falta decir ¡a la mesaaaaaa! pues estábamos todos (me incluyo por supus) como locos agazapados al acecho de pieza de carne para comer. ¡Y le dimos con todas las ganas! no creo que haga falta decir nada más ¿nó?.

Luego de la cena nos quedamos de sobremesa hablando de diversos temas-anécdotas-chistes-futuros viajes-etc – mientras nuestros espíritus rebalsaban de alegría y nuestros cuerpos se relajaban con el arrullo del calor humano, y del fogón también. “Nunca calor tan grande en éste fogón que une, que extiende más que nunca todos los brazos lomenses hacia ese fuego, el de la sana amistad”. Ya con el avanzar de las horas nuestra vista se diluía con cada una de las brasas, y así poco a poco, cada uno se fue yendo a un hermoso dormir.

Por la mañana ya, el despertar no fue muy bueno, pues sentía chispear en la carpa. Salí y ví que el cielo estaba encapotado y con algunos relámpagos. ¡Ca…..mooos! pensé, y ni bien tuve oportunidad de que pare desarmé el rancho y embalé todo bien protegido contra el agua. Más nos esperaban dos sorpresas para este día. La primera, que salvo esas gotas en la mañana no llovió más hasta la tardecita. La segunda, que tuvimos viento en contra casi todo el regreso (¡encima eso! grrrr!).

Más esto da para otra historia complementaria, pues el Grupo Lomense, para mi grata sorpresa, demostró (todos ellos) la debida fuerza física y mental para enfrentarlo sin aflojar.

Nos vemos amigos

Mariano ”Wolf”