Plan B: Correas 

Relato de Néstor

A las 8:15 del domingo 9 de Enero, comenzamos a encontrarnos en 44 y 131 para nuestra “Vuelta de Poblet”. A medida que iban llegando los integrantes del grupo después de un afectuoso intercambio de saludos entre conocidos y amigos, todos comenzaron a alistarse para salir. Uno, dos, tres, cuatro… hasta 26 integrantes llegué a contar en el grupo, todos con buena onda y sobre todo con ganas de pasarla muy bien compartiendo esta actividad que nos junta y nos regala la oportunidad de hacer nuevos amigos.

Puntualmente, tal como estaba previsto a las 8:30 emprendimos nuestro camino, dejándolo llevar por Matías nuestro guía en el grupo. El sol parecía querer acompañarnos, pero a poco de salir y no bien tomamos por 66 y 131 una copiosa lluvia intentó desalentar nuestro propósito de disfrutar el trayecto que teníamos programado. En 66 y 167 nos detuvimos y Uds estarán pensando para secarnos de la impertinente nube que nos empapó en tan solo unos minutos. Pues “¡NO!” no fue la naturaleza la causa de nuestra demora sino las primeras pinchaduras que empezaron a manifestarse en los rodados de algunos miembros del grupo. Algunos vienen preparados otros un poquito menos y así fue como antes de desviarnos para Poblet otra pinchadura nos detiene.

Un jovencito venía lo más tranquilo con un agujero en su cubierta no menos amplio que el ojal del botón de una camisa. En este caso no hay repuesto que valga, se necesitaba algo más y es así como de alguna parte aparecen los inesperados auxilios que solo un veterano puede brindar. Entra en escena Rubén Machado que comenzó a sacar materiales para la reparación, herramientas, utensilios… Nos hizo recordar a los magos cuando de una diminuta galera empiezan a sacan una cantidad insospechada de elementos. El caso es que con un improvisado parche y un trozo de botella plástica logró dejar la rueda del pedalista en condiciones más que óptimas para que todo el grupo sigua su camino sin que se repita la misma escena.

A esta altura los planes cambiaron, nuestro destino sería Correas. Aparentemente algo más seguro para llegar sin más contratiempos para el grupo. Así fue, tomamos la 137 y llegamos a la estación Arana, para correr por las vías del ferrocarril antes de tomar el último trayecto que nos conduce hasta correas.

En Correas, ya todos más relajados nos dispusimos a compartir un merecido descanso, compartiendo uno mates y por supuesto posando para la clásica foto que acompañará nuestros recuerdos de tantas anécdotas vividas entre amigos del Grupo La Loma.

A las 12 Hs. Nos separamos. Unos emprendían el regreso a casa; otros, decididos a aprovechar el sol que a esta hora brillaba con intensidad, se despidieron del grupo para continuar su viaje a Bavio, y quien sabe… tal vez más allá.