Poblet según Norma y Romina

Yo también tuve mi primera vez con La Loma

Una vez más, luego de mucho tiempo, me toca nuevamente hacer el relato. Y qué situación tan distinta a la primera! Esta vez me toca hablar desde el rol de una de las guías de la salida!! Imposible entrar en ese papel sin pensar que se me subieron los humos a la cabeza!! Guía, yo?? Nah!!

Qué decir de esta salida que les describa cómo la viví. Primero y principal, la noche anterior puse la alarma a la hora habitual, miré el pronóstico y crucé los dedos para que se equivocara, como suelo hacer cada vez que anuncian lluvia para el día de salida. Apagué la luz, me dije, a dormir! Cerré los ojos. Los volví a abrir, volví a revisar la alarma (del celu), volví a revisar que el celu se esté cargando y una vez vuelto a comprobar todo esto, volví a apagar todo y otra vez cerré los ojos para dormir. Mis últimos pensamientos fueron: “no me puedo quedar dormida! NO PUEDO!”. De más está decir que me desperté mucho antes de que sonara la alarma, asustada por la luz de día que ya entraba por mi ventana y que podía llegar a indicar que me había quedado dormida!! Dada mi batalla perdida contra el sueño, me levante tempranito y me dispuse a preparar todo para la salida. Calenté agua para el mate, acomodé las rifas y entradas para vender, los buñuelos de Norma, me vestí y antes de la hora acordada con Enrique para salir de casa (primer punto de encuentro habitual para algunos, quienes han tenido el honor de tenerme que esperar para todas las salidas porque no estaba lista!). Ya estaba mirando por la ventanita para salir en el momento exacto que Enrique pensara siquiera en tocar el timbre. Y así fue! Lo vi acercarse andando y para su sorpresa (creo que al ver semejante evento irrepetible en todo el año casi se cae de la bici) ya estaba lista para salir!

Al salir me decepcioné un poco del clima, que al parecer no me iba a hacer mucho caso y me dije: se van a quedar todos durmiendo! soy yeta! (mi primer intento de guiar una salida se suspendió por lluvias torrenciales!). Al llegar al punto de encuentro, algunos pocos valientes ya estaban listos para acompañarnos, entre ellos, Guille, que aún se preocupaba por mi salud (sí, me apesté en los días previos). Los valientes se fueron sumando y luego, desde 131 y 44 vinieron muchísimos más! Con ellos, Normita, mi co-equiper de lujo.

Con ella ya teníamos todo perfectamente calculado, el camino a tomar, quién iría adelante y quién atrás. Teléfonos sincronizados y listos para salir!

A las primeras pedaleadas unas gotitas osaban amedrentarnos y muchos se preocuparon porque yo les dije con toda seguridad: “No va a llover!!”. Con caras de incrédulos, miraban el cielo y me miraban otra vez a mi.

Tenían toda la razón! El cielo estaba horrible! Para cuando llegamos a 90 y 155 las gotitas se hicieron llovizna. Y mientras esperábamos para reagruparnos les decía que no se preocuparan, que en el grupo se suele decir, “Llovizna, no es lluvia!”. Algunos sugirieron que debería cambiar la categoría de llovizna por lluvia hecha y derecha. Debo confesar que algunos decidieron pegar la vuelta ante el panorama poco alentador climáticamente. Sin embargo fuimos un buen grupo los que, impermeable en mano (o en cuerpo), seguimos metiéndole pata hacia Poblet.

Iba recorriendo el grupo de adelante hacia atrás y me encantó ver tanta gente nueva poniéndole el pecho al clima y pedaleando con una sonrisa de oreja a oreja bajo esa llovizna. Entre ellos, estaba Mateo, un niño que vino con su padre y no se quejó jamás. Por el contrario, arremetió con todo ante el primer charquito barroso que se le cruzó. Un genio!

Cruzamos el arroyo del puente roto sin problemas y en un cachito más estuvimos en Poblet. De camino, me crucé a nuestra amiga “Do Brasil!” con la bici averiada y bastante cansada. Sin embargo, a pesar de lo que le costaba, seguía metiéndole pata y dijo “Por fin!!” cuando vimos asomarse adelante la parada obligada en lo de Yeya.

El descanso obligado le vino bien a más de uno y nos permitió vernos y conocernos más. De camino había conocido a amigos nuevos de Quilmes, que decían: Así de malos son todos los platenses con los de Quilmes? (refiriéndose a la lluvia, barrito y algunas otras cosas que se nos iban cruzando por el camino). Sin embargo, en este primer encuentro no me había dado cuenta de que eran tantos!! La verdad unos genios, que vinieron desde lejitos para sonreirle al día, hacer chistes y pasar un rato lindo con todos nosotros. Espero que no se hayan asustado por la lluvia y nos sigan acompañando!! También muchísimas gracias por su colaboración en la compra de rifas! (Sí! Lo sé! Me puse bastante pesada con el tema de la venta, pero los premios son increíblemente buenos y no se los pueden perder! Tengo más rifas!!!).

Bizcochito por acá, mate por allá, entradas por este otro lado y rifas más acá, se pasó volando el tiempo de descanso y llegó el momento de pegar la vuelta. Norma me dio el pie para sacar la foto grupal y todos ordenados nos pusimos en pose con un horrible cielo de fondo y una sonrisa reluciente llena de dientes.

Si bien la lluvia nos perdonó durante el descanso, al momento de pegar la vuelta, comenzó de nuevo a humedecernos los caminos. Tal fue su acción, que algunas partes comenzaban a ponerse algo resbalosas y una de nuestras protagonistas tuvo que colorear su vestimenta de pies a cabeza color barro, cuando en un salto salvador, se arrojó de su bicicleta para atender un ciclista que requería de su ayuda (así me dijo Norma que describiera su caída). Por suerte, no se lastimó y pudo seguir hasta el final acompañando a otra de nuestras amigas nuevas, Romina. Sí, Romina, que no soy yo, porque aún no hablo como El Diego. Dada que ésta era su primera experiencia y que Normis tuvo la mala suerte de pinchar, habían quedado bastante rezagadas del grupo. En principio iba a seguir con el resto del grupo, pero me preocupaba que pasaba el tiempo y no aparecían, así que dejé la delantera en manos de Guille y el Pela que andaban bastante bien encaminados y retrocedí para ver qué pasaba. Norma ya casi estaba armando nuevamente la bici y Romina tenía una de sus cámaras con un problema de pérdida de aire. Lucio y Juan Francisco acompañaban y ayudaban a ambas, por lo que me tranquilicé que todos estuvieran bien y que se solucionaran todos los inconvenientes técnicos. Seguimos en franco retorno pero dado nuestro retraso, recién pudimos encontrarnos con la otra parte del grupo en 72 y 137. Allí estaban Guille y algunos amigos nuevos más, que luego de esa salida con varios condimentos, decían haberla pasado muy lindo! A uno de ellos quisimos convencerlo de escribir el relato, pero el Cacique Pluma Blanca (Alias Luis) me pidió que les cuente mi experiencia y aquí me tienen.

Espero que hayan tenido una experiencia tan linda como la que tuve yo y creo que hablo por Norma también si les digo que disfrutamos mucho de su presencia y de que más allá que NO SOMOS LUIS, hayan confiado en nosotras para pasar una mañana hermosa (en cuanto a lo humano y lo social, porque el día no estaba taaaan bonito). Lo lindo de esto es que yo no guié nada, el grupo se mueve como uno solo y es esa unidad la que nos hace disfrutar tanto de esto tan simple que es pedalear. Qué distinto a mi anterior relato, en el que les contaba una de mis primeras experiencias con La Loma en una salida con alforjas! Esta vez, les estoy contando acerca de Mi Primera Vez.

Nos vemos el próximo finde, con las alforjas listas para pasarlo de diez!!

Romina Araya