Salida histórica: La Plata – Berisso – Ensenada

Relato de Laura

Este relato comienza no del principio, si no de unos días atrás…

Néstor se comunico con Matías comentando algún detalle del paseo por Berisso y Ensenada, para luego hacer una parada por “Allegro ma non troppo”, nuestro lugar.

Luego de esta comunicación un llamado cruel dejo a mi media naranja fuera de escena, para trabajar el fin de semana.

La lluvia trajo incertidumbre por la realización de la salida, pero ante la duda desempolvé el molde de corazón, para hacer una torta, ante semejantes visitas.

Las dudas se despejaron, la lluvia se fue y el sol apareció y allí salí de Ensenada, en un hermoso domingo en busca del grupo, nos encontramos en Berisso precisamente en la calle Nueva York y Montevideo.

Empezamos a recorrer la vieja calle Nueva York llena de pasado, de obreros y fabricas muy rica en historias.

Desde allí tomamos la calle Montevideo unas cuadras, cruzamos el puente Tres de Abril doblando a la izquierda por la calle Genova hacia el río donde se encuentra el Club Náutico de esta ciudad, donde recibimos la sorpresa de dos famosos lomenses (José Luis y Miguel) que decidieron dar un paseo en kayak por las aguas de los canales. Saludos mediante seguimos nuestro derrotero por calles de tierra por detrás del gimnasio municipal, que en otras oportunidades degustamos ricos vinos.

Retomamos la Montevideo y rumbeamos a la ciudad de Ensenada pasando por el puente Roma, la cabecera del puerto el edificio de hidráulica y el antiguo club YPF.

Ya en Ensenada, bordeamos el murallón amarillo que separa el puerto de la ciudad, recorriéndolo íntegramente, dejando atrás las estaciones de trenes de Dock Central, el barrio campamento y la estación de Río Santiago, además vimos calles de otros tiempos con casas de chapas y empedrados, el Club de Remo, la cantina, el Timón y el famoso puente giratorio, antiguo puente ferroviario.

Al dejar el barrio tomamos la avenida Ortiz de Rosa, cruzando el puente del canal Oeste bordeándolo desde la vera contaria a Campamento hacia la Arenera donde nos dejaron entrar para ver el puente giratorio de cerca y sacar fotos.

Siguiendo el camino rumbeamos hacia una casa casi destruida que fue de Manuel de Rosas, pero… no digan nada, cuentan las malas lenguas que en realidad no era de él, era de una querida de éste, o sea de una amante… shhhhhhhh.

De ahí rumbo a los mates, a calentar la panza, ya que empezaba a hacer un poquito de frío, a Allegro ma non troppo, que es un espacio cultural que inauguramos hace muy poquito y que ofrecemos a los lomenses para compartir cuando deseen.

Ahí tomamos mates saboreamos la torta y después de charlas y buena compañía, me quede sola en casa con la Chuchi, yo saludándolos con el corazón lleno de amistad y ella también moviendo la cola.

Hasta pronto, Laura

 


Relato de Juan Matías

Gracias por la participación de todos. Bienvenidos Jorge y Rodolfo.

Hemos recibido la honorable presencia de Enrique, que lo de honorable no es por su presencia en si, si no porque se bancó toda la salida con nosotros… jeje y no solo eso, se vino chapado acorde a la temática de la propuesta…

De entrada nos sorprendimos, no éramos solo Isabel y yo quienes nos encontraríamos en la plaza… “Ahí están! y son unos cuantos” Que bueno, creo que hasta casi último momento dudamos en lo que nos depararía el clima, pero por suerte salió el sol, sopló un poco y se nos secó el camino para que podamos disfrutarlo a pleno. Luego de lo anterior, la sorpresa segunda fue la espontaneidad representada en el señor Augusto que tomó las riendas del asunto y se puso la gorra de guía de turismo. Nos llevó a conocer la fábrica de sombreros y nos instruía sobre cada lugar por donde pasábamos.

En Berisso cada uno aportaba lo suyo: vivencias propias de unos y anécdotas comentadas por los abuelos de otros. Patricio salió esta vez con cinco ojos y no le alcanzó la batería del quinto… (a mi también se me quedó sin pilas la cámara).

Ya en Ensenada, el grupo medio que se empezó a perder y ahí me acordaba cuando Isabel me decía de volver a buscar los handys cuando salimos de casa… Por un lado la tropilla mayor y por otro unos cuatro locos guiados por Enrique, que nos llevó por caminos históricos y un poco pavimentados por la modernidad.

Finalmente todos encontrados y esta vez siguiendo a Laura terminamos en un lugar muy particular del que me voy a detener a no describirlo así siembro la incertidumbre en ustedes y se la sacan visitándolo.

¡Muchas gracias Laura y Nestor!

Juan Matías