La Plata, Diario El Día | 13 de enero de 2019


El Grupo La Loma encara su trigésimo Cruce de Los Andes

Subirse a la bici y pedalear entre montañas contra las adversidades, un viaje renovador

Son 25 platenses que van a asumir el reto de cruzar la Cordillera. Historias de una aventura que ayudó a muchos a cambiar sus vidas

Por: Mónica Pérez mperez@eldia.com


LOS INTEGRANTES DEL GRUPO LA LOMA ENCARAN LA TRAVESÍA 30º PARA CRUZAR LA CORDILLERA DE LOS ANDES

El grupo promedia los 52 años y la mayoría de sus integrantes pasó por problemas de salud delicados como intervenciones cardíacas, internaciones en terapia intensiva y severos cuadros de estrés; sin embargo, encontraron en la bicicleta una especie de libro de auto ayuda que los impulsa a decir “si, se puede”. Aunque el ripio o el viento muchas veces les borronea los itinerarios ellos escriben sus vacaciones a fuerza de pedaleo y adrenalina, por eso en pocos días cumplirán su trigésimo cruce de Los Andes. “Hay que tener tiempo y un poco de dinero, pero las vivencias son tan profundas y enriquecedoras que intentarlo vale la pena”, resume Luis Vázquez quien está al frente del grupo de cicloturismo de La Loma.

Como quien tiene el secreto de la felicidad, los ciclistas se arrebatan para transmitir cómo les cambió la vida montarse sobre dos ruedas. Norma Ayala Gauna – 61 – detalla la fórmula: movimiento físico, actividad grupal y contacto con la naturaleza. “Yo terminaba de separarme, mi hija ya era adolescente y yo quería luchar contra la obesidad y el sedentarismo, llevo 7 años pedaleando y ocho cruces de la Cordillera”, cuenta entusiasta.

El proyecto es tentador, desde el 20 de enero y durante 13 días, 25 ciclistas recorrerán cuatro parques nacionales, pasarán cerca de 6 volcanes y acamparán en diminutos parajes que parecen ignorados por los mapas.
La salida será del lago Aluminé y se pasará por lago Ñorquinco, lago Moquehue, Paso Icalma hacia Chile, lago Icalma, Sierra Nevada, Túnel Raíces, Conguilio, volcán Llaima, Lago Collico, Huerquehue, lago Caburgua, Pucón, Villarica, volcán Villarrica, volcán Quetrupillán, lago Calafquen, lago Pellaifa, paso Carirriñe hacia Argentina, Lanín, Lago Epulafquen, lago Curarrehue, Junín de los Andes y regreso a Aluminé.

En un marco en el que la naturaleza se revela por momentos hostil y por momentos imponente, los ciclistas aseguran que se pasa por muchos estados de ánimos, desde sentir que la travesía es un desafío personal en el que se está solo hasta compartir una mateada en la que se charla con 24 o 25 hermanos.

Así lo describe Gustavo Toscani quien hizo su primer cruce de Los Andes en 2012 y confiesa que “por esas cosas locas de la mente” en medio de un polvoriento camino de ripio se acordó de compañeros de la primaria a los que hacía 52 años que no veía. “Parecía imposible ir de Calafate a Ushuaia en bicicleta, cuando lo contamos en el sur muchos gendarmes se nos reían en la cara, pero lo hicimos escuchando los sonidos de la montaña, música o charlando con otros compañeros y serán inolvidables las dos horas de mate que compartimos cuando cumplimos la meta”, afirma Gustavo quien motivado por la bicicleta superó un complicado cuadro de estrés e hipertensión.

Realizar una salida tan ambiciosa requiere de una gran organización y de respeto porque mientras algunos pican en punta, otros van a la velocidad que le permiten sus piernas o se detienen a contemplar un poco mas el paisaje. De todas maneras dos o tres ciclistas con buena pedaleada siempre acompañan a los
últimos para que en caso de que se produzca algún problema puedan salir a toda velocidad a avisarle al resto.

Carlos Ibarlucía junto a su esposa Mónica están entre los mayores del grupo y confiesa que su cardiólogo se asusta cada vez que le cuenta que hará el Cruce de Los Andes en bicicleta. Él es otro de los deportistas que se emociona al recordar cuando tuvo que completar un tramo a pie apoyado por sus compañeros
porque se le rompió la parrilla de la bicicleta.

“Estaba a 6 kilómetros de un pueblo y creí que no llegaba, pero al final los 17 pudimos cruzar a Ushuaia”, asegura y anticipa que la experiencia de poder compartir esa actividad con Mónica es única.

Cada uno de los ciclistas tiene su motivación y desafío como es el caso de Noelia Abruzzese – 33 – que aunque lleva 9 años en el grupo La Loma intentará por primera vez hacer la travesía. “Tampoco me creía capaz de completar mi carrera docente y lo hice, ahora intento demostrarme a mi misma que puedo hacer esto, que puedo confiar en mis fuerzas”, afirma emocionada. Es que el relato de sus compañeros no solamente detalla noches estrelladas de fogones y risas, también
habla de lo indomable que puede ponerse el viento cuando los obliga a bajarse de las bicicletas o por ejemplo les arrebata una carpa a la que nunca pudieron encontrar por ninguna parte.

Como consecuencia de esas inclemencias Miriam Corrado – 51 – en su tercer viaje se golpeó la rodilla y completó el itinerario con analgésicos para no llorar del dolor, “llegar tiene una emoción impagable”, aclara.

Aunque ya lo había hecho en 2016, en su lista de cosas por hacer para Fabián Cristino – 54 – el cruce es un pendiente porque cuando había comenzado a planificar el viaje del año pasado se tuvo que operar de una hernia y por diferentes complicaciones estuvo en estado crítico y cuatro meses internado.
Otro ejemplo de superación es Martín Sáenz – 54 – quien tiene 4 bypass, pero gracias a una dieta controlada y al ciclismo logró bajar 50 kilos. Conocedor de todo lo que para él representaba cumplir el trayecto que se realizó el año pasado, Luis Vázquez se le anticipó en la llegada al Paso Cardenal Samoré para decirle a los
camioneros que esperaban en ese lugar que aplaudieran al hombre que venía a lo lejos porque pese a sus problemas cardíacos había completado 1200 kilómetros en bicicleta. La ovación fue tal que todos terminaron llorando.

La profesora de matemática Andrea Horak – 57 – también se suma a los testimonios a favor de la bicicleta porque ella sufrió una intoxicación con monóxido de carbono que durante algún tiempo afectó su capacidad intelectual y el ciclismo fue muy importante para su recuperación.

MILAGROS INESPERADOS
Encontrar albergues para veinte y pico en el medio de una montaña o dormir en una casa abandonada para escapar de alguna lluvia; confundirse en algún festejo popular tehuelche o encontrar una ambulancia en el medio de un camino casi inhóspito cuando se está mal de una pierna son solo algunas de las
experiencias que enriquecen el anecdotario del grupo La Loma y por eso cada año van por más. “Una vez conocimos una nena muy callada y la fuimos incorporando al grupo como algo natural, la madre se nos acercó para agradecernos porque a la chiquita le costaba relacionarse y cuando nos fuimos de ese
lugar encontramos en el Facebook un mensaje de ella que no pudimos terminar de leer porque nos hizo llorar. Eso nos pasa muchas veces cuando pensamos que tal vez los chicos que nos vean tomen de nuestra locura el deseo de subir a una bici y salir a pedalear”, agrega Luis.

Sobre costos
De acuerdo al cálculo de los ciclistas cuando llegan al sur la travesía en bicicleta les cuesta unos 300 pesos por día, en esa suma queda comprendido el alojamiento y la comida.

Interés cultural
El Concejo Deliberante local declaró de interés cultural la travesía que hará el grupo La Loma en su 29° Cruce de la Cordillera de Los Andes. Ahora encaran la trigésima travesía grupal