Un destino de alforjas, un fogón y algo más…


Al Destino con alforjas…

“Finde largo con alforjas” escribió Martin en el face…

– ¿Adónde irán?, pensé en voz alta.

– A El Destino, me dice Fabi

Ese es mi lugar preferido. 160 km me esperaban; y ese “algo más” de la Loma: volver al Destino ¡y con Fabián! no era poca cosa.
Luego de casi un año que no salía con alforjas, empecé a llenarlas. Con temor al clima puse mucha ropa: para todos las temperaturas (mejor que sobre, dije), alimentos, y una gran alegría.

No solo me esperaba el camping, también compañeros que hacía rato no veía.
Nos encontramos en el punto de partida, y al ver al grupo me sentí de maravilla. El Sol a pleno, la temperatura agradable, compañeros entrañables… qué más pedir: ¡A pedalear, que va a ser un finde soñado!

Llegamos a El Destino, y era mi destino: hace poco menos de 8 meses le dije a Martín: Quiero ir a El Destino. Ese viaje es todo para mi… es lo simple… la vida misma. Necesitaba encontrarme y encontrar (por sucesos ya por todos conocidos) ¡PAZ!

Y es que La Loma cumple sueños.

Como en toda salida hubo compañerismo, generosidad, risas, anécdotas, mates, unas ricas bondiolas, chocolates y la Luna Llena en medio de la noche, alumbrando nuestro camino al río. También  caídas inesperadas, charlas divertidas, mucho cariño y festejo.
La noche se terminaba… estaba feliz.

El domingo a las 5 de la mañana ya se escuchan las risas, las voces, los ronquidos. A las 7:30 estaba levantada desayunando, y todo continuaba: risas, compañerismo.

Ese algo más de La Loma fue en este caso una caricia al alma, un abrazo para seguir adelante.

Antes de irnos, una la vuelta por los jardines, las fotos, y nuevamente el Sol a pleno: comenzábamos la vuelta.
Con el corazón desbordante de cariño y de buena energía para continuar, iniciamos la pedaleada.
Al llegar a Magdalena nos encontramos con sorpresas: una querida amiga enroscada con su remera (que pronto supo solucionar), un periodista del noticiero que nos hacía una entrevista donde habló Martín; y había varios modelos posando para la cámara (¡saldremos en canal 4 de Magdalena!)
Seguimos pedaleando… almorzamos en la plaza de Magdalena: un momento hermoso.
Llegamos a Bavio y nos esperaban otros compañeros ciclistas: un alegrón volver a verlos.

Ese algo más de La Loma fue en este caso una caricia al alma, un abrazo para seguir adelante.

Gracias a Fabián por pelearla y poder juntos disfrutar de la vida.

Gracias a ese grupo que hizo de este finde, “ese” finde soñado hace casi 8 meses.

Beso enorme, hasta el próximo destino.

Rosa