ALFORJAS A RANCHOS Y ALGO MAS…

COSAS QUE DICE DIEGO Y SU NONA.

“Que tiempo loco ” decía mi Nona …

-Mucha lluvia, mucho calor …

-Mucho sol, muchooo calor ….

-Mucha lluvia, mucho frío….

 Por lo menos este finde no fuimos los únicos locos …

Aprovechando el finde largo salimos a conocer varias estaciones de un ramal olvidado que para recorrerlo en un finde común no nos da el tiempo porque queda lejos de casa.

La idea era llegar hasta Ranchos, hacer base en ese lugar y de ahí recorrer el ramal ferroviario que nos lleva a Gral. Belgrano ..

Y así fue, pasamos un par de noches en Ranchos y recorrimos los caminos planificados, una salida muy linda y divertida.

¿¿¿El clima???

De locos, lluvia y calor el primer día, sol y muchooo calor el segundo y para cerrar más lluvia, pero esta vez con frío, ¡¡¡de locos!!! Pero bueno entre locos nos entendemos, ¿¿no??

¡¡¡¡No es la primera vez que lo veo!!!!

Resulta que llegamos a Ranchos con nuestras carpas para pasar un par de noches en el C.E.F (centro de educación física) ya que no conocíamos otro lugar para acampar ..

Ahí Macarena, encargada del área de turismo de Ranchos nos estaba esperando y nos ofreció muy gentilmente el gimnasio con baño y ducha con agua calentitaaaaaa para que podamos dormir, nos vino re bien ya que la segunda noche se desató una gran tormenta.

Que diferente es la gente de los pueblos, que lindo te reciben, como se preocupan, algo que ya perdimos en las grandes ciudades.

Y cuando digo que no es la primera vez que lo veo es porque ya me paso de dormir una noche de lluvia y mucho frío en Loma Verde que nos invitaron a pasar esa noche al gimnasio municipal, también en Gobernador Udaondo una noche de mucho frío en el gimnasio y otra vez en el cuartel de bomberos de Ayacucho en todos estos lugares sin pedir nada a cambio y donde uno trataba de colaborar no aceptaban, simplemente de ayudar se trata.

Que linda gente y no hay que andar mucho para compartir con ellos …

Como digo siempre, ” no todo está perdido “

Y acá estamos ,,,,,,

Un grupo de cicloturismo que ya pasamos de ser compañero a categoría Amigos, gente de 10 que da gusto compartir aventuras con ellos.

¡¡¡¡¡¡Gracias por dejarme ser parte de todo esto!!!!!!

¡¡¡Otro finde de bici, inolvidable!!! 

DIEGO  P.

MIGUEL CUENTA “EL MINUTO A MINUTO”.

Llegaba un fin de semana largo y se presentaba muy tentador para un acampe, Ranchos fue el destino. El sábado pintaba lluvia, pero no importaba porque solo era un poco y a la mañana. La noche se puso complicada con una brutal tormenta y cayeron sapos de punta, a la mañana se hicieron las ocho y no paraba. Se pospuso la salida para las nueve porque ahí sí dejaría de llover, ¡era nuestro deseo! Salimos a las diez y media con una llovizna suave. Tuvimos que convencer a Jorge que estaba en una encrucijada: voy o no voy, pero finalmente arrancó y así siete valientes contra viento y marea emprendimos el viaje por la Av. 44. Camperas para la lluvia, chalecos reflectivos y una llovizna que dejaba de serlo. La furia de la naturaleza se desató sobre nosotros a unas pocas cuadras, el agua escurría sobre la 44 como agua torrentosa de deshielo, los autos que nos salpicaban con furia empezaron a quedarse en medio del agua. Así que desviamos hacia la calle 43, solo había una única dirección y era hacia Ranchos. Al ver que no cedíamos, creo que la tormenta desistió y cuando llegamos a Etcheverry ya no llovía y sin darnos cuenta estábamos en Brandsen para almorzar, mojados, húmedos, pero felices. Y venía lo peor, tomamos la ruta 29 con 45 km en línea recta perfecta, las nubes se empezaron a abrir y aparecieron fragmentos de cielo celeste espectacular, pero también nuestro amigo el sol que generó un microclima de 35°C y 100 % de humedad, el calor nos abrazaba con pasión, ¡queríamos llegar! Gonza nos iba indicando cuánto faltaba, mucho no le creíamos. Unos 5 km antes de llegar, un auto nos saluda, se detiene para convidarnos mate (para el olvido) y medialunas, eran nuestros amigos Diego y Emi que, como trabajaron medio día y para no perderse esta aventura sin dudarlo, se sumaron. Ingresamos a Ranchos y fuimos a nuestro destino, el CEF, con toda la hospitalidad de un pueblo del interior nos recibieron gracias a las gestiones de Macarena (Secretaría de Turismo). Y ahí nos instalamos en el gimnasio con baño, duchas, agua caliente y todo lo necesario para descansar y pasarla bien, a la noche hicimos honor a la parrilla donde pasamos un lindo momento hasta que el cansancio nos venció. El domingo, cielo despejado, sol ardiente… ahora los nueve valientes salimos a pedalear siguiendo las estaciones del Ferrocarril del Sud, teníamos dos integrantes que venían golpeados por descomposturas a causa del calor, comida o quién sabe qué, pero pedalearon como unos campeones. Llegamos a Villanueva, repusimos agua, Jorge el hombre hielo salió con una bolsa para enfriar sus botellas, miramos sin entender, pero luego estábamos todos tratando de meter el hielo en los angostos picos de las botellas, seguimos pedaleando por la seca calle que no mostraba signos de la lluvia salvo por el barro en las zanjas, pasamos por la estación Río Salado y finalmente llegamos a Gral. Belgrano, donde compartimos el almuerzo en la costanera. Emprendimos el regreso, el calor aumentaba y todos querían llegar a Ranchos para disfrutar de la pileta del CEF, fue el impulso que nos permitió llegar. Ahí estaba Agustín esperándonos, soldado que huyó con la lluvia, pero no podía perderse el paseo y vino a nuestro encuentro a puro pedal, ya éramos 10. Casi sin bajarse de la bici algunos se fueron a la pileta, y aparecieron los nadadores con estilo, los nadadores olímpicos que mostraron sus destrezas en el trampolín y, los también respetables, chapoteaderos. Finalizaba el día con charlas, budín y mate para disfrutar el momento cuando recibimos la visita de Macarena a quien conocimos en persona, una genia, pasó a conocernos y a ver cómo estábamos, cómo nos habían tratado y a ver si necesitábamos algo. Compartimos una linda charla de anécdotas y experiencias vividas. El día finalizó con unas pizzas muy ricas que hacen en el lugar, muchas charlas, risas y carcajadas con este grupo único que es La Loma. Y a la noche la naturaleza volvió sobre nosotros, el diluvio universal, y ahí volvimos a agradecer a Macarena y al secretario de Deportes que nos brindaron el gimnasio. El lunes preparamos las bicis, Marcela y Diego volvieron en el auto y el resto emprendimos el regreso lloviendo hasta Brandsen, donde almorzamos y continuamos el regreso a casa. Volvimos felices de lo vivido. Quedaron muchos lugares por recorrer así que fue un ¡hasta pronto Ranchos!

MIGUEL D.