Abra del Acay (4895 msnm), Salta

9 al 17 de abril de 2009…

Y si, acá estoy finalmente frente a la compu, intentando unir todas las breves notas que fui haciendo durante el viaje, y todos los bastos recuerdos que van aflorando a cada instante luego de esta hermosa experiencia.

Si bien el Sur tiene su encanto y sus pintorescos paisajes, si tuviera que elegir dónde vivir…optaría por el Norte.

Por dónde empezar ? Bueno, por el principio, aunque podría empezar por el final, pero creo que así se torna más entendible.

Partimos el Miércoles 8 de abril…Sólo partimos cuatro de nosotros. El viaje ya estaba comenzando con la pata equivocada.

Norma !!!!, te tuvimos presente todo el viaje. Fue muy valioso que hayas ido con tu hija, a despedirnos a la Terminal (así como fueron tantos: Maty, Lili, Graciela, Paula, Julita, Gustavo y Daniel, entre otros). Sí, ya va a llegar la próxima oportunidad, y todo este trago amargo va a haber quedado atrás ! Ya sé que estás de vuelta en las salidas, así que te felicito, y brindo por tu gran empuje y garra.

Qué decir del viaje en micro…28 horas arriba del micro (en realidad 2 micros, ya que el primero se rompió en las afueras de Capital, y hubo que mudarse). En cuanto al azafato…se merece un relato aparte ( insoportable !!!! y encima…nos tocó el mismo en el viaje de vuelta, el colmo).

Jueves 9: Llegamos a Salta !! Con Sil fuimos hasta el hostel (La Salamanca), cercano a la Terminal, y cuando volvimos, ya había pasado Claudia López y su familia, quien nos hizo el favor de retirar las bicis previamente.

Así que armamos bicis y las cargamos con todo lo que teníamos….

Nos instalamos, y luego fuimos al “Patio de las Empanadas”, un lindo lugar, donde obviamente las empanadas son la especialidad (además del dulce de cayote con nueces y quesillo, muy rico).

Debido a la situación actual respecto al Dengue, nos rociamos con repelente en cada oportunidad que se nos presentaba.

Viernes 10: salimos a las 9.30 de Salta. Tuvimos mucho asfalto, más de lo esperado. Y llegamos a Maray a las 18.30, con un total de 74 km recorridos.

Procedimos a tomar una semi merienda, y luego…armar las carpas (yo estaba de estreno! La cual fue denominada carpa empanada)

Cenamos arroces y fideos, y algunas de las galletitas que Gustavo nos había dado en la Terminal. Una sola persona del grupo se bañó….y no fui yo.

Sábado 11: salimos de Maray recién a las 10.20 (ya que hubo que secar las carpas, bueno….capaz la excusa suene convincente, no ?). Además, antes de partir, les acercamos unos peluches a los niños de la familia que vivía enfrente al parador donde acampamos.

Si bien las donaciones eran para entregar posteriormente, llevamos con nosotros algunas bolsas para entregar en la casa de Doña María ( distante a más o menos 10 km de Maray), una señora ya mayor que los chicos habían conocido en el viaje anterior.

Como pueden apreciar en la foto, los señores se pusieron cómodos un rato.

En este día transitamos la famosa Cuesta del Obispo, y el Valle Encantado dentro del Parque Nacional Los Cardones, para arribar a Piedra del Molino (3.348 msnm). Se observa claramente en la foto que….arriba se torna fresco el asunto !

Luego comenzamos el descenso, transitando por la Recta del Tin Tin, y recién a las 19.40 llegamos a Payogasta, habiendo recorrido 64 km. Luego de hablar con el policía del lugar y de recorrer los supuestos lugares para comer, optamos por acampar al costado de la Iglesia, y por comer los arroces y fideos. (ya que el policía no volvió, y los lugares para comer estaban todos cerrados, debido a que era día de fiesta en Cachi, distante a 12 km). Pero no debo olvidarme de la adorable compañía de los niños del pueblo, con quienes conversamos mientras armábamos las carpas entre todos, y quienes permanecieron junto a nosotros mientras cenábamos, y fueron ellos además quienes nos mostraron dónde había un baño semi público, que por suerte pudimos usar. Tenían tanta energía y alegría esos chicos… No se si algún día los volveremos a cruzar, pero les mando un abrazo a todos ellos!

Domingo 12: salimos de Payogasta recién a las 11.00 (bastante atrasaditos, no?).

Luego de 2 km se rompe la parrilla de Luis, así que acompañado por Sil se fueron de nuevo al pueblo (tener en cuenta que era domingo, y encima, domingo de Pascua). Los esperamos con Julito, al costado del camino, bajo la sombra de un arbolito que encontramos.

A las 12 arrancamos nuevamente. Para llegar a las 19.00 a La Poma, con un total de 45,9 km. Nos alojamos en la Hostería “Ayelén”, donde finalmente nos bañamos (habíamos pasado 3 días sin ducha…). Resulta que en el camino, al parar en La Virgen, conversamos con el dueño de la hostería, así que al llegar al pueblo, fuimos derecho a allí. Durante el recorrido también paramos en Los Graneros, donde Julito probó suerte, pero al ver que el camino no terminaba más, y además no era para bici, regresó. Donde sí entramos exitosamente fue en el Puente del Diablo, donde se puede observar como circula el Río Calchaquí por debajo.

También vimos los Volcanes Gemelos, bastante antiguos.

Esa noche, fuimos al único teléfono del pueblo, y….no andaba. A Luis y Silvina una camioneta los llevó hasta donde supuestamente había señal, con parcial éxito.

Lunes 13: arrancamos de la hostería a las 10.30, pero entre que compramos algunas frutas y comida, y pasada por farmacia para medir presión, salimos a las 11.00. Nos detuvimos en distintos puntos del camino, donde cada uno buscaba que las rayitas de señal del celular se activaran. Luego, una vez que cada cual logró comunicarse con su pareja, su familia o sus amigos, emprendimos el recorrido del día; no sin antes pasar el viejo pueblo de La Poma, el cual quedó casi totalmente destruido tras un terremoto, años atrás.

Al pegar esta foto en el relato, recordé que…había nevado arriba de los cerros ese día (por lo que ya sabíamos que seguramente iba a estar fresco el asunto al final del día).

Veníamos bien en el trayecto, asombrados en cada vuelta de las curvas, por los impresionantes paisajes. Almorzamos en El Saladillo, y en la Escuela nos facilitaron agua (un recurso muy preciado y muy necesario a lo largo de toda la travesía).

A partir de esta parada, decidí coquear, sólo por si acaso, ya que se avecinaba la subida. Hasta el momento, sólo iba oliendo la cabeza de ajo que había comprado (mmm, hablando de ajo, pregúntenle a Luis si es buena idea ponerlo en el bolsillo de atrás de la remera).

Recién a las 19.30 llegamos hasta la casa de Flavia y Damiana. Se hizo de noche, y salió Julito en la búsqueda de Sil y Luis, pero por suerte los encontró a poca distancia de la casa, y ya estaban abrigados. Sabíamos que esa noche iba a ser fría. Nos ofrecieron para quedarnos, la habitación donde usualmente duermen los perros, así que allí nos dispusimos a dormir, mientras escuchamos una variada colección de tangos que captaba la radio de Sil.

Ah, ya me olvidaba, luego de la cena (arroz y fideos), compartimos un té de coca con Flavia.

Martes 14: a las 8.30 estábamos arriba de la bici, sabíamos los cuatro que ese día iba a ser particularmente largo, y emocionante a la vez.

Algo para destacar…Julito les dejó su linterna a nuestras anfitrionas, quienes contaban con un pequeño panel solar, pero que por falta de lamparitas sanas, se encontraba fuera de uso.

Salimos bastante abrigados, ya que había escarchado la noche anterior, y los cristalitos se seguían formando sobre los asientos de la bici, inclusive luego de que habíamos tomado la leche.

La pendiente era constante, si bien no era excesiva, era muyyyy constante. Así que cada uno iba a su ritmo, intentando no distanciarse demasiado de los demás, y parando de a ratitos (donde el sol se asomara por entre las montañas, y donde hubiera poco viento).

Almorzamos en La Mesada (lo único que visualizamos allí fue un cartel al costado del camino).

Me sirvieron las sabias palabras de Julito cuando en una curva muy suelta me dijo, bajate porque te vas a gastar las piernas; y así fue, en esa y las dos curvas similares que siguieron me bajé ( y en un pedacito medio barroso…también).

Llegamos antes de las 16.00 al Abra del Acay (4.895 msnm), la meta del viaje, en lo concerniente a la bici.

Luego llegó Luis, y luego Sil. Todos nos felicitamos y saludamos.

La foto de los cuatro la sacó Julito, así que cuando vuelva de su largo y emocionante viaje, reemplazaremos esta (ya está al comienzo del relato).

Partimos cerca de las 17.45 hacia San Antonio de Los Cobres, nos quedaban 45 km, mayormente cuesta abajo.

El camino estaba en muy buenas condiciones, sobre todo en la primer parte, donde la pendiente era muy pronunciada. Luego de una hora se tornó casi llano, y prácticamente recto, y ahí cuando ya estábamos llegando a la Ruta 51, aterricé en el piso, todavía tengo la rodilla morada ! Me salvaron las manos los guantes (gracias Pau y Julio), ya que nunca antes había usado.

Ya una vez en la ruta, al poco rato nomás, hubo que prender las luces, ya que nos agarró la noche, creo nos faltaban menos de 10 km, pero se hacían eternos.

Llegamos a una hostería, que Julito ya conocía, donde unos turistas que había nos felicitaron y se asombraron de vernos allí (nos habían cruzado ese mismo día, pero antes del mediodía).

Por suerte había señal, así que nos comunicamos para avisar que habíamos pasado el Abra, y ya estábamos emprendiendo el regreso. Terminamos de cenar ya cerca de la 1 de la madrugada.

Miércoles 15: junto a Sil y Luis contratamos una camioneta y fuimos a conocer La Polvorilla, Julito fue a averiguar datos sobre el recorrido que tenía planificado.

Regresamos a San Antonio, donde nos despedimos de Julito (quien como ya saben, seguía para Susques y Abra Pampa, e Yruya).

La camioneta nos llevó hasta Abra blanca, ahorrándonos 28 km de subida. Comenzamos el descenso a las 13.20. La primera instancia parecía pan comido, pero luego…apareció el viento en contra, y todo cambió.

Llegamos a Santa Rosa de Tastil a las 14.45 (33 km). Pero la sorpresa fue que… No había nada para comer!!!!…Ni para dormir!!!!!!!!!!!!!!!! Así que decidimos seguir adelante, a ver que nos deparaba la ruta (hoy era un día de pura ruta de asfalto). Paramos en Alfarcito, distante a 11 km, donde comimos pan con queso, y tomamos una coca cola.

Seguimos adelante, pero cada vez había más y más viento en contra. Sabíamos que a Salta no llegábamos en el día a ese ritmo, así que pararíamos en cualquier lugar que pareciera amigable y tuviera algo de agua.

Luis le preguntó a unos lugareños, quienes para nuestra alegría, nos dijeron “ahí nomás, donde está la última arboleda, se encuentra lugar de hospedaje y la Gendarmería”, ufffffffffffffff, eso fue reconfortante. Llegamos!!, y luego de solicitar permiso, armamos las carpas en la parte de atrás del puesto de Gendarmería Ingeniero Maury, quienes nos ofrecieron el uso del baño, y hasta una escoba para barrer el lugar y que no se nos ensuciaran las carpas. Eran recién las 18.10, y nos restaban 30 km para llegar a Campo Quijano, así que no llegaríamos de día. Luego de los mates, se hizo de noche, y pasadas las 19.30 (horario de apertura del comercio), nos dirijimos a hacer las compras. Era como un supermercado, a pesar de ser de 3 x 5 m, la Doña que atendía tenía de todo !!! Mientras comprabámos charlamos, y nos dio su visión sobre la situación actual a nivel regional, y el efecto del turismo. Mencionó además los inconvenientes provocados por el tan famoso éxodo rural, tanto para la gente que se va, como para la que se queda en el lugar. Cabe destacar que nos regaló tomates producidos por sus propias manos, jactándose de que no contaban con el agregado de ningún agroquímico !

Ya antes de las 10 de la noche estaba cada uno en su carpa, ordenando, escuchando música, mirando fotos…

Habíamos recorrido 28 km hasta Abra Blanca en camioneta. Y luego, un total de 71 km arriba de la bici.

Jueves 16: partimos 9.55 de gendarmería.

Ya a las 12.00 estábamos en Campo Quijano (total: 32 km, siendo del km 10 al 31 de ripio).

Comimos unas frutas, hablamos por celular, y seguimos.

En este trayecto hasta Salta, Luis nos llevó a las chapas. El promedio fue superior a 27 km/hora, durante 33 km. Si el trayecto hubiera sido más extenso…yo por lo menos, tendría que haber pedido un descanso.

Arribamos al hostel antes de las 2 (total del día 65 km). Y justo conseguimos una pieza para 3, así que nos bañamos y fuimos de compras. Concurrimos además al MAAM (Museo Arqueológico de Alta Montaña), donde se expone el recorrido realizado al Volcán Llullaillaco.

Luego embalamos las bicis, por suerte nos habían guardado las cajas en el hostel, y el bolso de Sil, y el termo que Maty nos regaló para el viaje.

Cenamos parrillada, y brindamos. Y luego incursionamos en el helado. Ya la travesía en bici había concluido. Restaba la otra etapa fundamental del viaje, en la que cada uno de los integrantes del Grupo aportó con lo que pudo desde La Plata…