Atalaya sin medialunas y algo más…

¡Huy, me quedé dormido!

Ese no debería ser el comienzo de un relato de una salida de La Loma, pero sí fue el caso y a veces pasa… Me despierto 9:36 antes del horario de salida, pero lejos de estar listo para salir, un par de segundos de duda y al final junté rápido las cámaras, la de fotos y de repuesto por si pincho, algo para comer que sobró de la cena y a la calle; total ser de Los Hornos tiene un poco de ventaja cuando se sale para el lado de Correas. Ya eran casi las 10, pasé por el punto de encuentro y ya habían volado. Le mandé un par de mensajes a Martín y un llamado, pero nada, estaban pedaleando; así que le puse garra para alcanzarlos pero el viento cruzado y el frío no ayudaban mucho. El problema del viento cruzado es que siempre molesta, molesta a la ida y molesta a la vuelta. En Correas no encontré a nadie y seguí para Bavio, cerca de Bavio me suena el teléfono y era Martín, ya estaban en la YPF de Bavio, me faltaban unos kilómetros para alcanzarlos, entonces le pregunté qué camino iban a seguir: De Bavio a Arditi y de allí por caminos internos a Magdalena sin tener que tomar la Ruta 11.

Intenté alcanzarlos en RDT, pero en Ar-di-ti tampoco encontré a nadie y seguí. Yendo para Magdalena el viento ayudaba así que le metí pata, siempre con la intriga de cómo van tan rápido en grupo, pero en fin, con la esperanza de encontrarlos me metí por el camino a la palmera que sale a Ruta 20 y es el paso obligado a El Destino, no recordaba si por ahí había algún giro a la izquierda para cortar hacia Magdalena, el Google Maps por ahí no decía nada, así que regresé después de unos kilómetros y seguí por el camino directo a Magdalena que tiene poco tramo sobre la Ruta 11, total estaba solo y tenía chaleco para la ruta.

La cosa es que llegué a Atalaya como a las 13:30 bastante cansado por el esfuerzo de tratar de alcanzar el grupo, disfrutando aunque más no sea el viento a favor en la entrada al balneario. Compré algo para tomar y fui directo al río donde deberían estar, pero no, tampoco estaban ahí. Finalmente me puedo comunicar con Martín y me avisó que estaban llegando a Atalaya, esos caminos firuleteados y alguna pinchadura los habían retrasado.

Llegaron al rato; comimos, tomamos mate, algunos se fueron pidiendo rescate motorizado porque la vuelta iba a ser más dura, hicimos la grupal y emprendimos la vuelta con el viento bien de frente por momentos y cruzado en otros. Fue duro pero el camino de la vuelta era otro, avanzamos hacia el norte bastante antes de girar hacia la izquierda para enfrentar un interminable camino con viento en contra. Ya eran cerca de las 17:30 y pensaba que faltaba llegar a Arditi, y un montón de kilómetros por delante, pero no; salimos al camino entre Bavio y Arditi bien cerca de Bavio, fue como tele transportarse acortando 12 km, cosa que le levantó el ánimo al grupo y comenzamos a pedalear más rápido ya sin tanto viento.

A la salida de Bavio ya preparamos las luces porque el Sol caía rápidamente y con él la temperatura. Llegando a Correas un pinchazo, pero Correas es casi como estar en casa, así que desde ahí disfrutamos una vuelta nocturna con luces y por las vías de tren. Un par de pinchaduras más al salir de las vías nos hizo llegar bien entrada la noche, molidos pero contentos de tantos kilómetros recorridos, de las reparaciones del Tucu y del grato momento compartido.

Guillermo M.