Correas a vuelo nocturno y algo más…

Salió nocturna chimanguera, bien, pero bien condimentada.

Quería cumplir con un deseo ajeno: no transitar por las vías a Correas… (tengan cuidado con lo que piden).

Así que bien, encaramos la famosa Calle de Vidrio y el camino final, algo cargado de vegetación. Algo cargado de espinas. Varias se anotaron iniciales en los brazos. Y a lo lejos tal vez se escuchaba maldecir y blasfemar. Mi familia está bien, por cierto.
Del intrínseco sendero a un campo amigo que deja paso siempre. Luego aquél tramo siempre lindo que une la vía con la 23.

A esa altura, ya con asfalto, estábamos a tiro del destino… pero comenzaron a pasar cosas; es decir: pinchaduras.

Nos alargamos y en el medio hubo varias cámaras desinfladas, tensión y nervios, y una caída que dejó estigmas. Lore quedó pinchada y rezagada, y por suerte dos ciclistas (as) le dieron compañía y ánimo para llegar (¡Gracias amigas cuyos nombres desconozco!)

Ahí nomás estaba Chimangos. Luego una sucesión de pizza, chopp, vóley, chancho, truco, jenga, torta, y algo más…

Un grueso emprendió retirada antes, así que los mencionamos en la grupal, pero no salieron; aunque los queremos, claro está.

Volvimos en una hermosa fila india iluminada, y nos desparramamos en grupos para volver seguros cada cual a su casa.

Gracias a todos.

La próxima nocturna tendrá poca vegetación, dicen.

Gonzalo

P.S.: Usemos guantes.