Don Roberto, Don Julio y el trago de René


Si hay algo que aprendí saliendo a pedalear con La Loma es que no importa adónde vayas, siempre te traes una anécdota para contarle a los que no pedalearon con vos.

Yo arranqué a pedalear no hace mucho, menos de un año, pero en ese tiempo cada vez que salimos me traje algo para recordar… Algunas son anécdotas propias y otras ajenas como el pedal rearmado con cachos de autos quemados, alguno derrapando en verdín, encontrar una piba desorientada en el medio del campo y que la terminen llevando en la parrilla hasta Correas o que terminen metiendo un perro en un a alforja para no dejarlo tirado en el medio del campo.

Salí de casa con el tiempo justo porque habíamos quedado con Martín que nos encontrábamos en 13 y 35. Honestamente, odio pedalear solo y el que siempre haya alguien cerca que sale con nosotros es lo mejor que te puede pasar. De ahí fuimos al punto de encuentro de 44 donde la gente que juntó coraje para salir de la cama con la fresca que hacía fue llegando. Entre ellos uno parece que llegó calentito en el auto. Aunque tanta calefacción hace que uno se olvide cosas como los guantes. Mientras esperábamos al resto, empezaron a llegar las bajas por celular. Parece que el frío le ganó a varios.

De ahí fuimos al otro punto de encuentro en 68 donde El Tucu, como siempre salvando las papas, pasó un par de guantes extra para que no se le congelen los dedos al compañero y luego arrancamos para Correas. Salimos 14.

En Correas paramos un ratito… Baño, provisiones y seguimos para Bavio.
En la estación de Bavio como casi siempre nos cruzamos con algunos conocidos, y nos desparramamos a esperar a los últimos 3. Faltaba la Chechu, Pablo y el Porra.
Sorpresa para varios: llegó la Chechu antes que Pablo y Porra.

Parece que en el camino entre Correas y Bavio, Pablo encontró una perrita bastante flaca que lo empezó a seguir. Aflorando el espíritu de La Loma, frenaron y la trajeron a paso lento hasta Bavio donde le compraron comida y la dejaron cerca de una Veterinaria.

En Payró hicimos lo que hacemos siempre. Comer y Reírnos. Anécdotas del Dr. Favaloro y algunos probaron los tragos favoritos del Dr. Siempre en moderación, creo…. Espero.

En la Pulperí de Payró, Pablo y Marcela nos contaron que Favaloro, cada tanto pasaba por la pulpería y se pedía un farolito o un frifru…  por supuesto que varios encargaron un frifru y brindaron en su honor.

También nos contó que ante una mesa de picada, aconsejaba sacarle la grasa a los chorizos secos, aduciendo que eran malos para la salud; cuando en realidad, la separaba y, escondido del resto de los comensales, se la comía él. Anécdotas de Don René Favaloro…

Mates en La Plaza, foto grupal y arrancamos la vuelta para Bavio.

A esta altura debo confesar que después de casi tres meses sin pedalear me estaba muriendo del cansancio, dolor de piernas y brazos. Pero como siempre, el grupo te lleva y llegué a Bavio. Y ahí mientras esperábamos para arrancar escuche la frase del día.

Podemos meter al perro en la alforja – Dijo uno (o eso creo que escuché).

Eso es lo que tienen las salidas con La Loma. Nunca, pero nunca, te va a faltar eso. Lo inédito, la improvisación, la risa del día. Nunca te vas a aburrir.
Y así fue como el viaje de vuelta de casi de 40 km lo hicimos con un perro mediano (Renata creo) en una alforja a estrenar Ortlieb.

Cosas que me dejaron esta salida:

1) Si vas a comprar alforjas, ya sabes que marca recomiendo.
2) Es importante, en invierno, llevar algo que te cubra las orejas.
3) Si te olvidaste algo, pregunta, porque seguro alguno tiene. Por ejemplo, guantes de repuesto.
4) No importa lo que pase, nunca, pero nunca te van a dejar a pata. Siempre hay gente que te ayuda y te empuja a seguir.

Amadeo Nicolás.