Isla Santiago Paulino

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Relato del Cruce Santiago – Paulino

Mi nombre es Ayelén y la salida a las Islas Santiago y Paulino fue mi segunda en el grupo, luego de haber ido al Parque Pereyra Iraola a conocer el Árbol de Cristal.

Me gustaría empezar mi relato resaltando lo que primero me impactó del grupo “La Loma” y que creo es lo fundamental… más allá del destino de cada salida: la solidaridad, la buena onda y sobre todo los “códigos” del grupo: el estar atento a quién tengo al lado, el guiarnos a los principiantes en cada paso del camino, el compartir lo que cada uno tenga, ya sea un mate, un conocimiento, una ayuda (fui la que pinchó en la salida anterior y enseguida me auxiliaron) iImplican valores que quizás en la sociedad actual a veces es difícil encontrar… y este grupo se encarga de resaltarlos, desde que ponés un pie en un mundo de ciclistas que te invitan a sumarte.

En cuanto a la Isla Paulino, fue una hermosa salida… la cual prometía ser “tranquila”… pero por supuesto… siempre con “algo más…”
Comenzamos nuestro recorrido partiendo de la famosa Piedra Fundacional en Plaza Moreno…Tranquilos, tomamos la calle 53 arbolada, con un clima primaveral. A medida que nos fuimos alejando del centro de la ciudad, ya se comenzaba a sentir la paz de la naturaleza… fuimos sin grandes dificultades por terrenos bastante fácilmente transitables (con el plus de pasar por una plaza con una especie de rampa, donde pegamos vueltita cual infantes con sus bicicletas, y cruzar, más tarde, el “Puente de los Besos”)… risas y comentarios mediantes.

Al llegar a la Isla Santiago pudimos parar a comprar provisiones para los esperados mates, antes de cruzar “el charco” a la Isla Paulino… Tomamos unas lanchas junto con nuestras bicis, prometiendo a los conductores volver antes de la última lancha que nos buscaría a la vuelta…Una vez en tierra, empezamos a explorar la Isla, tratando de ubicar el sendero correcto para llegar hasta la playa… Luego de algunas vueltas, de pronto aparece la arena… anunciando la entrada a la esperada playa que nos esperaba con sus rocas y parapentes de colores sobrevolando el río como parte del paisaje. Ahí pudimos descansar, compartir anécdotas, mates y una auténtica tortilla española, que le dio el toque internacional a la salida. Este momento de relajación es tan lindo que se pasa volando y, cuando te querés acordar, ya hay que pegar la vuelta para no perder la lancha…

Y acá es donde viene el broche de oro… Los que íbamos en la anteúltima lancha, regresando a la Isla Santiago, a punto de poner pie en tierra… nos encontramos con que un grupo de Prefectura paraba a los conductores que nos llevaban, pidiendo los “papeles” y casi a punto de revisarnos a nosotros también… Luego de miradas de incertidumbre, con las bicis a cuestas y viendo a los conductores queriendo salir de la situación de tensión lo antes posible… nos dejaron bajarnos de la lancha… y así esperar al resto del grupo que, desconcertados, nos esperaban “del otro lado”. Creo que este momento donde, de por cierto, valoramos la sensación de libertad y de inocencia por unos minutos, fue lo que justificó el anunciado subtítulo de cada salida: el “algo más”, que esta vez quedó para el final… Ahora sí, todos reunidos nuevamente, pegamos la vuelta a nuestras casas al atardecer, cansados pero contentos, sin perder el espíritu de aventura.

Una vez más, ¡gracias por todo!

… y hasta la próxima salida

Aye Vazzano