ORATORIO DE LA VIRGEN, LA LLAMA ETERNA Y ALGO MAS…

En la pluma de Miguel

(Sin molinos y con tábanos)

Se proyectaba un domingo de Abril increíble, cálido, ideal para pedalear, la mañana avanzaba y el sol empezó a hacerse notar, caluroso, fuerte como un día de verano, que nos bronceó y nos obligó a varios a recargar sus botellas con agua fresca de pozo.

La salida fue accidentada, a pocos metros un desperfecto técnico dejó fuera de carrera al ciclista más joven, Santi, que nos acompaña cada vez con mas entusiasmo cada domingo, y es bueno aprender que a veces es necesario retirarse a boxes para volver pronto y con mas ganas.

Recorrimos un camino rural que invitaba al disfrute, los campos con sus sembrados, pastizales y flores iban apareciendo detrás de cada uno de los giros que tomó el camino.

Finalmente, ahí estaba en medio de la nada y en ese lugar desde 1904, conservado y cuidado, el oratorio de la Virgen de Luján.

El sol irradiaba fuerte y la sombra de un paraíso nos permitió compartir un almuerzo ameno, con charlas y anécdotas de ciclistas y de la vida, y también volver a la infancia disfrutando de alguna picardía con las bolitas del paraíso.

Para terminar de recuperar energías compartimos budín y pastafrola, y luego emprendimos el regreso. Volvimos por Bavio, con escala técnica esperada y después utilizada por casi todos. 

En este primer tramo aparecieron los tábanos que picotearon, pero solo uno fue famoso y fue “El tábano indiscreto” que quedará dentro de las anécdotas divertidas del grupo.

El regreso fue muy bueno, con buen ritmo, y acorde a la esencia solidaria del grupo, se preocupó por unos ciclistas que habían pinchado ofreciéndoles lo que fuese necesario para ayudar y reparar sus bicis, John que vive cerca de ese lugar se quedó para colaborar.

Finalmente llegamos a La Plata con la satisfacción de haber disfrutado de un excelente día de pedaleo.

Miguel D.