Doble Cruce de los Andes 2008
Pasos Pehuenche y Vergara (Mendoza)

El 1º y el 14 partimos hacia Malargüe y regresamos a La Plata respectivamente.

Día 2: Juan Manuel ya estaba esperándonos en la Terminal de Malargüe para invitarnos a almorzar nada más ni nada menos que chivito con vino de la zona, qué más para después de 13 hs. de viaje…? A la voz de “pasadas las 24 hs. dejan de ser visitas” nos pusimos a trabajar: armar las bicis y alojarnos en el camping municipal.

En el camping estaban descansando Felipe y Ursula, dos ciclistas suizos que venían de un viaje de dos meses y que les quedaban, por lo menos, dos meses más hasta Perú.

Día 3 – 77 kms.: Desacampamentado el asunto, partimos hacia Bardas Blancas. El camino sería asfalto hasta finalizada la cuesta del Chuiuído (de 6 kms), pero un inconveniente a 34 kms de salir nos hizo regresar a Malargüe. Resulta que en un ascenso muy arenoso, se le rompió la transmisión a la bici de Luis: fusible, pata de cambio y cadena hecha trizas.

Día 4 – 73,2 kms.: Temprano Luis consigue reparar la bicicleta y una camioneta nos lleva a unos 5 kms antes de donde habíamos dejado el día anterior. Llegamos al destino marcado para el día anterior temprano, por lo que decidimos estirarnos un poco hasta el siguiente, consiguiendo llegar a La Loicas un poco tarde pero adelantando lo perdido. Durante el trayecto, Julito corta una barra de la parrilla, que a la noche pudo enmendar.

En Las Loicas nos encontramos con Mariano D’alessandro y un grupo de unos veinte ciclistas que se encontraban recorriendo nuestro primer tramo: Malargüe – Curicó. Nos presentamos y Mariano nos brindó ayuda en lo que necesitásemos. Acampamos en el camping “fondo de la casa de Santiago” Servicios: un chorrito de agua caliente para la ducha, un agujero para necesidades y terreno para las carpas y un pequeño fogón.

Día 5 – 51,58 kms.: Continuamos ascendiendo unos kilómetros por caminos siempre de ripio. A veces de tierra firme, otras de ripio muy suelto y muchas veces de un camino endiablado de arena suelta que dificulta mucho el avance y mucho más el ascenso, nos hacía perder muchas energías y tiempo.

En medio de la nada, a unos 500 mts. De un largo camino recto, en la casa de Doña Angela, atendidos por su nieto Leopoldo, quien nos contaría más tarde y en confianza entrada, las cuestiones que hacen a la vida en estos lugares en temporadas invernales, realmente muy sacrificado el asunto.

Día 6 – 49,20 kms.: Partimos rumbo a las Termas El Azufre. El camino era muy arenoso, una arena blanca se empecinaba en dificultarnos el avance. El cansancio había sido tal, también por los duros ascensos, que, a las cuatro de la tarde, nos encontramos con otro paraje pero más desolados este, el de Doña Juana (Pto. Las Tordecillas), quien nos ha dado lugar en su hogar (precario) para que nos cocinemos unos fideos y nos dio un pan (suena absurdo, pero en tránsito, un pan es un PAN).

Agradecidos y almorzados, continuamos hacia el destino final, llegando a las nueve de la noche, con el sol caído y con 4 grados de temperatura, que más tarde, descendió a -3 o -2 grados. Esa noche, nos relajamos en las piletas de agua caliente, una experiencia indescartable.

Día 7 – 67,39 kms.: Este día fue uno del que le dimos duro: el día del primer cruce. Cruzamos a chile sin parar y sin almorzar. Nos costó mucho llegar al ito fronterizo. Aunque el tramo más difícil fue llegar al ito, se hizo el jodido el muy guacho. Atravezado y fotografiado y todo eso, el descenso de los primeros 12 kms. Fue realmente muy peligroso. Los caminos no estaban en muy buen estado y solo recomendable para 4×4, así que nosotros íbamos de a pares… (cuak) Muy difícil, muy adrenalínico, muy peligroso si no se tiene buen dominio de la bici cargada a alta velocidad (59 kms/h) y en descenso.

Aterrizamos en Los Queñes y nos alojamos en un camping a $1000 por persona (baldazo de agua fría!! A familiarizarse con los números!! $CH 1000 = $AR 6 -7) Agua fría (helada) para la ducha y $100 para una meadita… (así es, te cobran para ir al baño…)

Día 8 – 45,7 kms.: Un poco de ripio acondicionado al principio y luego asfalto hasta Curicó. Ya estamos en una cuidad grande, digamos que con el movimiento de La Plata más o menos. No mucho que contar de este día, asfalto y ciudad.

Nos alojamos en un hotel: para nosotros un palacio!! Baño con ducha (DUCHA) y agua caliente (EN CUALQUIER HORARIO) habitación individual y doble con TV a los módicos pesos de 7500 per cápita. Hotel Prat: nos atendieron de 15! Con solo decir que nos dieron la cocina para que nos cocinemos… En el mismo se alojaba un canadiense a quien aconsejamos sobre caminos a recorrer por el sur y centro de Argentina, sus destinos.

Día 9 – 114 kms.: El día más aburrido. Partimos de Curicó, pasamos por Talca recorriendo la ruta 5 (panamericana central) y nos desviamos hacia San Clemente primero y terminamos en El Colorado, Embalse Lago Colbún, donde finalmente armanos campamento e hicimos un lindo fogón bajo un cielo más estrellado que nunca.

Día 10 – 61,10 kms.: El día del cansancio acumulado. Continuamos por camino asfalto que terminó en el barrio Los Cipreses, a pocos kms de la frontera. Durante este día se hizo sentir el cansancio de los días anteriores. Hicimos los papeles para regresar a nuestro país en el puesto de gendarmería chilena La Mina, y continuamos unos pocos kilómetros más hacia el camping Baños Los Médanos. Costó. Sorpresa fue la nuestra al llegar: el camping se encontraba cruzando el río Maule (a quien acompañamos desde Talca) y descendiendo por una escalera de unos 50 mts hasta el puente. Claro: se ofrecían a llevar el equipaje por $1000, pero bueno, hicimos el último esfuerzo. A la noche, disfrutamos de los baños termales como en las termas El Azufre.

Anécdota: al llegar, Matías divisó en la mesa del vecino, unos tomates… no tardó mucho en acercarse a la señora y manguearle uno, que fueron tres y una ensalada para la noche más agua caliente para el té o mate cuando quisiésemos… la señora se llama Carmen.

Día 11 – 35,9 kms.: Para subir la escalera y salir del camping, hemos tenido que desarmar las bicis y hacer varios viajes hasta llegar a arriba y armar todo de nuevo. Partimos entonces hacia nuestro último destino en Chile: la Laguna del Maule. Todo este tramos está en construcción y está llenos de máquinas, camiones y obreros trabajando en el asfalto que unirá Talca – Malargüe en un intento de secundar el paso Los Libertadores por el túnel Cristo Redentor. Otro día de duro ascenso. Nos costó bastante llegar y arribamos un poco tarde, pasadas las ocho de la noche, así que, así como llegamos, armamos campamento, cenamos y al sobre.

Día 12 – 66,15 kms.: El camino continuó en ascenso hasta el ito fronterizo, donde nos sañudamos por el objetivo casi cumplido, brindamos con un vinito (simbólicamente, claro) descansamos, contemplamos, y continuamos. Un poco de ascenso más y el camino comienza a descender como se esperaba. El estado es casi excelente, aunque se encuentra también en construcción llenos de máquinas y camiones y obreros. Terminamos nuestro recorrido del día en Las Loicas nuevamente, donde hicimos los papeles para ingresar al país. También nos alojamos en el camping de Santiago. Al arribar a Las Loicas, nos dirigimos inmediatamente al almacén-bar de la tana a brindar, ahora sí con picada y cerveza.

Día 13 – 104,89 kms.: El último día de pedaleo. Durante el primer tramo de ascenso hasta la cuesta del Chiuído (esta vez, 6 kms. de descenso) Luis ha tenido la mala suerte de pinchar dos veces y rebentar la cubierta y cámara… Ya en la cuesta, marcamos una velocidad máxima de 60,59 kms/h, linda sensación.

El regreso fue duro. Ya teníamos a cuestas once días de pedaleo incesante y con una alimentación un tanto monótona, acotada a fideos y arroz principalmente. Desde la cuesta del Chiuído hasta Malarüe, recorriendo el comino por cuarta vez, cada uno en la suya. Casi como si viajáramos solos. Resumiendo en la cabeza lo vivido seguramente. Unos kilómetros antes de llega, nos reagrupamos y llegamos juntos, con alegría.

Y llegamos a Malargüe. Aterrizamos en una heladería con una mugre indescriptible encima, al punto que casi nos daba vergüeza entrar. Descansamos en el camping esa noche, cenamos en un restaurant, sacamos pasaje para el día siguiente y a dormir.

Al día siguiente, Juan Manuel ya nos estaba esperando para invitarnos a almorzar antes de partir.

Es todo.