Poblet de noche

Relato de Juan Matías

Primer salida del año. Salida “vespertina”, así la bautizó Fran e inédita, le agrego yo. No habíamos hecho antes una salida así. Muchas veces se nos hizo de noche, pero una propuesta como esta nunca.

Con unos minutos de atraso salimos desde el punto de encuentro todos los que participamos de esta salida, excepto Dany y Lucio que se acoplaron unas cuadras más adelante. Tomamos como siempre por la 68 donde nos cruzamos a Mary y donde Daniela (su hija) nos alentaba cantando “Grupo La Loma! Grupo La Loma!…” fue muy gracioso y alentador!

Luego de un tramo de vías ya estábamos pedaleando por el campo. Todavía teníamos sol para rato, así que decidimos dar la “Vuelta de Poblet”, donde apreciamos la lenta caída del sol y la lenta elevación de la luna, a cada lado. El sol se veía tras una densa humareda. Atravezamos muchas partes donde se veían pastizales quedamos y esta sería humareda de un incendio. Los campos están muy secos, estamos atravesando una sequía que ya es histórica (el índice de lluvias más bajo en 47 años).

Ya en Poblet, desensillados y soplados… (por tramos mucho viento en contra, de costado y a favor, de todo) nos dispusimos a tomar mate y comer unos sandwiches algunos, unas galletitas otros y a deleitarse con una morenita otros…

La luna iba subiendo lentamente y en el cielo totalmente despejado se la veía un poco amarillenta y grande primero y bien blanca más tarde cuando ya estaba bien arriba y nos daba muy buena luz para el regreso.

Todos con las luces encendidas y algunos con alguna camperita (el viento traía un poco de fresco) partimos ya de regreso más o menos a las 21:30hs. Avanzamos a pelea limpia contra el viento, pero después mermó un poco y le dimos más tranquilos los últimos tramos. Llegando a la 66 cada uno iba tomando el rumbo que lo dejase en su destino final, y despedidos así dimos por concluída esta, la primer salida del año.

Mucha gracias a todos por la compañía, la siempre buena onda y por el grano de arena que aportan en cada momento. Saludo a los chicos que de a poco van sumando kilómetros, a los que reaparecen luego de largo rato y mucha suerte a los que salen de vacaciones.

Saludos

Juan


Relato de Luis “el Pela”

Era mi primer salida con el grupo luego de dos largos meses de inactividad…

Sentìa cierta ansiedad por saber còmo la bancarìa y ademàs por disfrutar de otra salida nocturna, que para mi, tiene un encanto especial.

Por esas cosas de la naturaleza, nos sentimos favorecidos por un clima espectacular, no obstante el viento, que en determinados tramos se hizo sentir con ganas.

A medida que nos alejabamos de la urbe y cambiabamos asfalto por tierra, nuestras sombras se iban haciendo largas y junto con ello el sol cambiaba en mil colores sobre la llanura pampeana.

La sequìa del campo, habìa provocado incendios y junto con ellos se invadia de humo el ambiente y la abundante polvadera que levantaba el viento, provocaba una especie de niebla que hacìa de “filtro solar”, brindàndole a èste un color y una dimensiòn pocas veces visto por mi.

Era emocionante dejarse llevar por los sentidos y apreciar ese espectàculo que nos regalaba la naturaleza. No dejabamos de tomar fotos, como queriendo guardar esa imàgen por mucho tiempo.

De todas maneras, soy algo excèptico con esto de las fotos, pues ninguna de ella, por excelente que sea, serà capaz de expresar lo que estabamos viviendo en ese momento.

No obstante, una de las tantas me pareciò genial: Es la de Mariana ( te pido si la podes mandar al grupo) que capturò justo el instante en que los ùltimos rayos de sol, vestìan un campo de girasoles que se resistìan dejar de ser acariciados por èste.

Luego, hicimos unos km màs y cuando, pusimos rumbo oeste, llegando al querido boliche de doña Yiya, se nos presentò la luna, inmensa, aùn tìmida de colores pero deslumbrante en el horizonte.

A medida que ascendìa en el cielo, se empequeñecìa pero su luz se hacia sentir con fuerza, tanto era asì que no se hacia necesario utilizar los destelladores.

Siempre me gusta alejarme un poco del grupo, como queriendo disfrutar, egoistamente, momentos como èste, por lo que al quedarme atras de todos, me resultaba gratificante ver la hilera de brillantes lamparitas rojas, movièndose sobre la llanura.

Tambièn, debo reconocerlo, no solo me quedè atras para disfrutarlos, sino porque empecè a notar signos de cansancio, por el tiempo de no andar en bici, potenciado, eso sì, por la cervecita insumida rato antes, junto con el “especial de bondiola y queso” de Yiya, jaaaaaaaaaa.

Asi, lentamente le fuimos ganando km al campo, para llegar, una vez màs, a la ciudad. Luego, nos despedimos y como siempre, quedamos en volvernos a encontrar para realizar otra aventura en bici con amigos.

Gracias a todos por estos momentos inolvidables,

Un abrazo,